Tras la llegada del covid-19 al país, muchas fueron las industrias golpeadas, siendo una de ellas el de la minería peruana, no obstante, este rubro ha sabido reinventarse y adecuarse a los nuevos desafíos que implica la nueva normalidad. Es por ello que, ante un futuro incierto, la minería se ha convertido en una de las principales actividades que podrán contribuir en el desarrollo económico del Perú. Su aporte viene siendo tal que las exportaciones mineras ya alcanzaron los 5 mil millones de dólares en el primer bimestre del 2021, superando al mismo período del año pasado por un 15%, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). Además, se trata de una sustancial fuente de trabajo, con un promedio de 207 mil empleos directos durante el primer trimestre del 2021, casi un 17% de alza comparado al promedio del 2020, según las cifras del Ministerio de Energía y Minas. La sostenibilidad, por su lado, ha dejado de ser solamente una división más en las empresas, y tampoco se trata de una tendencia pasajera. Ha llegado sí, con fuerza, y para quedarse, por lo que son muchos los que la consideran un factor clave para la competitividad y perennidad de las compañías mineras. Veamos por ejemplo a Finlandia, con inversiones del 4% de su PIB en Investigación y Desarrollo, ha posicionado la minería sustentable como su diferencial competitivo. Tras el desarrollo de tecnologías de menor uso de agua, energía y uso de tierra, viene destacándose en el escenario global por atraer inversiones mineras en su territorio, y por buscar acuerdos bilaterales de cooperación técnica y académica con los demás países mineros estratégicos. Pero, ¿Cómo la química contribuye al procesamiento de minerales de forma sostenible?
A fines del año pasado, la estrategia global de sostenibilidad en BASF cumplió 26 años. Como parte de ella, la empresa estimula a sus colaboradores a involucrarse en iniciativas y/o programas que busquen el equilibrio entre el crecimiento económico, desarrollo social, y el cuidado al medio ambiente en toda la cadena productiva, desde la creación de una química innovadora, hasta su aplicación en que le permita agregar valor a nuestra calidad de vida en todo su entorno.
Al ser una empresa de la industria química, se ha vinculado a la sustentabilidad como parte del ADN de BASF, así como en las decisiones de negocio, por lo que alrededor del 60% de las inversiones en Investigación y Desarrollo son enfocados en productos que potencializan la sostenibilidad en la cadena de valor, como ocurre con los productos clasificados como Accelerators, que deberán aportar en el resultado de la empresa con cerca de € 22 mil millones hasta el 2025; y seguramente contribuyendo con la meta BASF de crecimiento neutro en C02 hasta el año 2030.
Dentro del objetivo organizacional de buscar soluciones más sustentables, la unidad de negocio BASF Mining Solutions no es la excepción. Buscamos ofrecer soluciones que ayuden a las mineras a recuperar más eficientemente el agua y los minerales de interés, a través de reactivos químicos de alta tecnología y cada vez más amigables al medio ambiente y a la salud laboral. Innovando también en su portafolio de productos, nuestra compañía se lanzó en el mundo de la inteligencia artificial. Al aliarse a la tecnología IntelliSense.io, ahora ofrece al mercado la herramienta BASF Intelligent Mine; un software que toma decisiones de procesamiento mineral, incluyendo lixiviación y extracción por solvente de cobre, flotación de sulfuros polimetálicos, y separación sólido-líquido en espesadores de concentrados y relaves. Su diferencial es la capacidad de analizar un enorme volumen de datos en un corto tiempo, y, lo mejor, va aprendiendo y evolucionando por sí solo, aportando, junto con la inteligencia química de los reactivos BASF, en el uso más eficiente de los recursos hídricos y minerales.
Todavía hay un camino largo por recorrer en la industria química y minera por el lado de la sostenibilidad. Lo fundamental es que ya se comprende bien la importancia del asunto, y como quien toma las decisiones al final del día somos seres humanos, nada mejor que querer cuidar a su propia casa, el mundo en que vivimos. Está clara la factibilidad económica de aplicar químicas más amigables a nuestro hábitat. Sumada a la tecnología de inteligencia artificial, se multiplican nuestras potencialidades para cumplir los desafiantes y cruciales objetivos ambientales, de la mano con la mantención de una calidad de vida cada vez más demandante.
El Perú es una de las mayores potencias mineras del mundo, y por lo tanto está en el foco de una economía globalizada. Al basarse en una industria ambientalmente responsable, y de personal altamente calificado, seguramente seguirá brillando como el benchmarking de la minería sostenible.
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