El oro ha sido uno de los metales más importantes para el desarrollo de Colombia y se mantiene como uno de los principales elementos de la canasta minera del país, una despensa importante gracias a la ubicación geográfica: entre montañas y con robustos afluentes de agua.
En 2020, Colombia alcanzó una producción de 47,6 toneladas de este recurso, un 29,9 % más que en 2019, cuando ese indicador fue de 36,67 toneladas. En el año de la pandemia, las exportaciones del metal fueron las más altas que se reportaron desde 2017.
Durante el primer trimestre de 2021 se registraron mayores volúmenes de producción frente al mismo periodo del año pasado, cifra que pasó de 9,53 toneladas a 11,71 toneladas, pero lejos de las 13,9 toneladas del cuarto trimestre de 2020.
“El oro fortalece las reservas internacionales del país. Es vital para la economía en términos monetarios, implica presencia del Estado, genera encadenamientos productivos, empleo y un ingreso fiscal importante”, explica Eduardo Alfonso Chaparro, analista minero.
El cálculo de la Agencia Nacional de Minería estima que se puede mantener una producción anual de 40 toneladas durante los próximos 14 años, como una forma de aprovechar el potencial minero del territorio, que se da gracias a la ubicación del país en la Cordillera de los Andes.
La minería tiene una participación del 20 % de las exportaciones nacionales y el oro está entre los ocho metales más importantes en ese ámbito. Colombia es el séptimo exportador de Latinoamérica de oro y este es uno de los metales que más ha aumentado su incidencia, con la participación del 31% del PIB minero.
El oro, principalmente, es una materia prima, un insumo que se utiliza para la producción de bienes y servicios, como joyería, o procesos industriales como la fabricación de teléfonos, detalló Javier Galán Barrera, director del departamento de Economía de la Universidad Sergio Arboleda.
“Al oro se le conoce como el último refugio: los inversionistas lo compran como un resguardo de sus inversiones. Lo negociamos como materia prima y como un activo financiero. Sin embargo, no es uno de los rubros más grandes en términos de su participación respecto al PIB de Colombia”, anotó Galán Barrera.
Eduardo Alfonso Chaparro considera que la “minería formal bien hecha” genera dinamismo a la economía, con un enfoque de sostenibilidad, y ve necesario generar un programa a largo plazo para formalizar los títulos mineros, además de fomentar condiciones que faciliten la transformación de los negocios de quienes no pueden desarrollar la extracción por sí mismos.
Internacionalmente, el oro ha perdido protagonismo en las transacciones globales y su comercio se está limitando al ámbito joyero y de fabricación de ciertos electrodomésticos. Sin embargo, mantiene su legado como un símbolo de dinero.