Por: Mario Cedrón, Ingeniero de Minas con más de 40 años de trayectoria en el sector minero. Es docente universitario en diferentes casas de estudio y es, además, Director del Centro Tecnológico Minero (Cetemin) y del CITE Minería y Medio Ambiente y presidente de la Unidad Peruana del Organismo Latinoamericano de Minería (Olami).
El cambio de gabinete ministerial nos ha traído un nuevo ministro de Energía y Minas, el Sr Rafael Belaunde Llosa del que poco se conoce, joven bachiller en economía, hijo del geólogo Rafael Belaunde Aubry, nieto del ex presidente Fernando Belaunde Terry.
A pesar de su carencia de experiencia en el sector, viene provisto de finas credenciales genealógicas y le deseamos éxitos. A la saliente ministra, dama de perfil bajo, hay que reconocerle el esfuerzo realizado dentro de un gabinete conformado principalmente por elementos contrarios a la inversión minera, empezando por su premier, y haber conseguido que la mayor parte del sector haya podido reanudar operaciones.
Sin embargo, a pesar de las invocaciones de diversas personalidades, no se consigue aún una mayor proyección política de la minería. El ámbito político sigue siendo favorable a la antiminería, el trabajo de satanización de la actividad minera que lleva ya mas de 20 años, ha sido introducido sutilmente en los diferentes estratos de la sociedad peruana generando una oposición de tal magnitud que la erige como el principal obstáculo para la concreción de los proyectos mineros que tanto necesita el Perú en estos momentos.
El problema estriba en que el campo de juego está lleno de obstáculos difícilmente solucionables mediante esfuerzos aislados. Se hace necesario un cambio de estrategia del sector minero que le permita recuperar el espacio político perdido.
Existen grupos de profesionales mineros dispuestos a formar redes que a través de la reflexión y la experiencia, conformen centros de generación de ideas, centros de pensamiento minero a la manera del colombiano tal vez en algo pudieran servir.