Si bien en todo el mundo muchos países se han lanzado a la búsqueda de litio, algunas naciones latinoamericanas ya han logrados ciertos avances, aunque aún muy detrás del Triángulo del litio.
Es el caso de Perú, donde la junior canadiense Plateau Energy encontró en 2017 un yacimiento de litio en la región andina de Puno denominado proyecto de litio Falchani. Este año, otra canadiense, American Lithium, completó la adquisición de su connacional, casa matriz de Macusani Yellowcake, empresa minera que opera y administra Falchani.
“El nuevo dueño, American Lithium le está dando bastante movimiento al proyecto. Va a retomar la exploración para ya de una vez se definan los recursos y eso es una buena noticia. Con esto se va a verificar y cuantificar la calidad de reservas probadas. La empresa opera también en Nevada, Estados Unidos, en cambio el dueño anterior era una minera junior”, dice Rómulo Mucho, ex presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Perú (IIMP).
En cuanto a la cantidad de recursos que hay en Falchani, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) de Perú estima que se puede extraer 23.000 toneladas métricas de carbonato de litio al año. Además, el Minem proyecta a Falchani una vida útil de 26 años.
“Litio hay en todo el mundo, pero no de la concentración de Perú de más de 3.000 partes por millón. Eso es una ley fabulosa y mucho más que las 500 partes por millón que tienen los salares de Bolivia. En el caso del litio peruano, que está en roca y requiere de otro proceso para extraerlo, la concentración es hasta seis veces mayor. Así, al Triángulo de litio, que tiene reservas considerables, se podría sumar Perú. Veo un gran futuro para el proyecto, tomando en cuenta que es una obligación ir hacia las energías renovables”, dice Rómulo Mucho.
México es otro país que ha venido dando que hablar, no solo por su proyecto de litio contenido en arcilla ubicado en el estado de Sonora y en manos de la británica Bacanora Lithium, sino también por la forma en que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador quiere gestionarlo.
Desde copiar el modelo boliviano y encargarse de toda la cadena de producción del litio hasta la polémica propuesta de reforma constitucional con la que el mandatario mexicano pretende poner el control total del sector eléctrico en manos de la estatal Comisión Federal Eléctrica (CFE), desaparecer órganos reguladores, eliminar permisos y garantizar el dominio del Estado sobre las preciadas reservas de litio.
Esto ha encendido todas las alarmas de potenciales inversionistas e incluso la Cámara Minera de México (Camimex) ya advirtió que esta norma volvería inviables varios proyectos. Lo cierto es que el proyecto de litio concita bastante interés. Y es que Bacanora Lithium tiene como socio de riesgo compartido a Gangfeng Lithium, que posee la mitad del proyecto y está pugnando por hacerse del 100%. Por lo pronto, la empresa china, que es proveedora de Tesla, ya anunció que construirá una planta en Sonora para el reciclaje de las baterías de autos eléctricos, un proceso importante en la producción y adopción de estos vehículos en América.
Y es que el escenario no podría ser mejor para el proyecto de litio Sonora, tomando en cuenta la gran industria automotriz del país norteamericano y su cercanía a Estados Unidos, economía que viene impulsando la demanda de autos eléctricos y que junto a Canadá tienen el T-Mec, acuerdo comercial que estipula que el 75% del contenido utilizado en la industria automotriz debe ser regional, lo cual impulsa la inversión en este campo.
“Imitar el modelo boliviano o nacionalizar el litio es absolutamente un discurso político, que no tiene ningún sentido práctico ni económico. En Bolivia, Evo Morales invirtió cerca de US$ 500 millones para desarrollar baterías de litio. El resultado es que creó una empresa que no ha vendido ni un gramo de litio, a pesar de que tiene una de las mayores reservas. Esto demuestra que entre tener reservas y producirlas hay una gran distancia. La industria nacional de litio solo ha consumido dinero. México probablemente va a fabricar baterías y autos eléctricos por su industria principal que es liderada por compañías americanas que tienen sus fábricas allá”, dice Jaime Alée.
El plano político también podría jugarle en contra a Chile, el segundo mayor productor de litio en el mundo. “En este país no sabemos qué va a pasar con el cambio de la Constitución. Si bien la producción chilena es mayor que en Argentina, este país tiene una cartera de proyectos más grande a pesar de sus vaivenes económicos y políticos que la caracterizan. Actualmente en Argentina hay menos barreras a la inversión mientras que Chile demanda que las empresas tengan que formar un joint venture con la empresa nacional y dar un 25% de la producción, porque en en este país el litio es considerado estratégico”, dice Patricia Vásquez.
El país austral, cuya industria de litio es dominada por las empresas SQM y Albemarle, sabe que ha perdido competitividad en los últimos años dando cierta ventaja a sus rivales. En ese sentido, la semana pasada Chile anunció un proceso de subasta para adjudicar contratos operativos para explorar y producir 400.000 toneladas de litio metálico para baterías, en un intento por impulsar la producción y satisfacer la demanda mundial.
«Nuestro país, que hasta 2012 era el primer productor mundial de litio, fue superado por Australia y se prevé que a fines de esta década China nos desplazará al tercer lugar», reconoció el Ministerio de Minería y de Energía de Chile en su comunicado.
Para Chris Berry, los gobiernos latinoamericanos deben asegurarse de no «matar la gallina de los huevos de oro» mediante el aumento de regalías, impuestos o regulaciones. “Deben lograr un equilibrio entre permitir que las empresas operen en el país y hacerlo de manera responsable para que todas las partes interesadas puedan beneficiarse. Chile está reescribiendo su constitución y las próximas elecciones presidenciales de Brasil son dos eventos a tener en cuenta en América del Sur”, dice.
Crédito: Enlace fuente