Por Luis Alberto Sierra, E&N
En 2020, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) de esta nación alcanzó el -18 %, como consecuencia de la pandemia.
En un reciente encuentro de la Cámara Americana de Comercio e Industrias de Panamá (AmCham Panamá), el ministro de Economía y Finanzas de Panamá, Héctor Alexander, se mostró optimista sobre la expectativa de un 5 % de crecimiento del PIB para el cierre de 2022, una proyección que calificó de conservadora.
Otras proyecciones de crecimiento del PIB panameño son más optimistas como las del Banco Mundial, de 7,8 %; la de Cepal, de 7,3 %; y la de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, de 6,4 %.
Alexander expresa confianza en que Panamá retomará su liderazgo en el crecimiento en la región, ante perspectivas económicas que aseguró son favorables. También contribuyen proyectos de inversión en infraestructura pública por unos US$12.625,6 millones; la reducción del desempleo y que las finanzas públicas transiten en el camino de su sostenibilidad. La construcción, la minería y el Canal Interoceánico, serán grandes impulsores del crecimiento en 2022, entre otros sectores, auguró.
A las buenas expectativas también aportan las exportaciones que en 2021 crecieron un 52% en comparación al año anterior, alcanzando los US$3.558 millones, según destacó en febrero el contralor Gerardo Solís. Los productos que lideraron las exportaciones fueron minerales de cobre y sus concentrados (US$$2.813.4 millones) y banano (US$146.6 millones).
Desafíos de la nueva realidad
A Panamá la pandemia le dejó secuelas. “Una deuda muy fuerte y a la vez, la pérdida de cinco años de lo ganado en PIB ha retraído la relación Deuda/PIB a niveles que ponen en riesgo nuestro grado de Inversión”, sentencia el economista Víctor Cruz. Si bien las exportaciones se recuperaron debido a la producción minera, en cuanto a indicadores sociales “la pobreza se ha incrementado por la falta de empleo y la caída drástica de salarios. En nutrición también hubo retrocesos, y la escolaridad ni se diga, pérdida total”, describe.
“Por supuesto que la pandemia provocó desajustes en materia fiscal. Al bajar el nivel de recaudación por el cierre de las actividades comerciales, el gobierno se vio en la obligación de emitir deuda soberana como principal fuente de financiamiento para afrontar las medidas de salud y de apoyo social que demandaba la pandemia. En este sentido, se aumentaron temporalmente los topes de déficit fiscal permitidos (1 % en momentos de expansión y 3 % en periodos de recesión) a un 10,5 % para 2020, 7,5 % para 2021, 4 % para 2022, y 2 % para el año 2023”, detalla Elisa Suárez, la presidenta de APEDE.
Sentencia: “existe el riesgo de que Panamá pierda su grado de inversión si su déficit fiscal se mantiene pronunciado. Esta situación podría agravarse si no resolvemos a su vez, el déficit creciente de nuestro sistema de pensiones públicas. Al perder el grado de inversión, le sería más costoso al país obtener financiamiento en los mercados de capitales. y podría inhibir la inversión extranjera”.
Para Luis Frauca, presidente del Sindicato de Industriales de Panamá (SIP), “el aumento de las tasas de interés y aumentos en los precios del combustible, pueden jugar en contra de la recuperación. Ya pasamos el trauma del (aumento) al salario mínimo, que no se dio en el mejor momento”.
“Debemos mantener la disciplina fiscal para evitar situaciones inmanejables. Es esencial mantener el grado de inversión como una de las herramientas para evitar desajustes”, sostiene de su lado Rubén Castillo, presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada de Panamá (CONEP). No obstante, reconoce, “estabilizar las recaudaciones depende directamente de la reactivación económica. El Estado debe eliminar trámites burocráticos, tiene que honrar los compromisos con sus proveedores y debe activar la mesa de seguimiento de los acuerdos suscritos con el sector privado”.
Retos del Sector productivo
La mayor parte de la industria panameña se benefició de la recuperación del mercado en 2021. Por sectores, destacan la industria del cemento, que creció a un 88,5 %. Otros como la producción de lácteos y el ganadero tuvieron mejor desempeño, estimó Oliver Serrano, asesor económico del SIP.
“Fuimos el único país que tuvo restricciones para la industria de la construcción, y las actividades industriales que tienen relación directa con ese sector han sido los grandes perdedores: perfiles metálicos, industria metalmecánica, tubería, cemento, concreto. El sector inmobiliario también tuvo pérdidas”, matizó Luis Frauca, presidente del Sindicato de Industriales de Panamá. La industria de alimentos y bebidas y la agroindustria fueron pilares en la crisis COVID. “Recordemos que no hubo importaciones por meses,”, sostuvo.
Para Castillo, de CONEP, el Canal de Panamá, la actividad portuaria y la minería fueron los grandes ganadores de la incipiente recuperación panameña en 2021. Lo más afectados -que aún no lograron revertir las secuelas de la pandemia- fueron el turismo y la construcción. Las actividades vinculadas al comercio exterior y la minería se han convertido en un fuerte componente de la actividad económica, consideró.
El sector industrial espera que no se presenten en 2022 nuevos cierres de actividades por la pandemia, pero en cualquier escenario “está preparada para suplir lo que se necesita. “No son las condiciones ideales, porque hay industrias cuya cadena de valor se ve afectada en forma dramática con los cierres”, finalizó Frauca.
Gana logística, pierde turismo y construcción
En Panamá los sectores vinculados al comercio exterior, salvo turismo y logística aérea, han sido los primeros en dar signos de recuperación. Las actividades vinculadas al Canal de Panamá y al movimiento de contenedores, dice la presidenta de APEDE, Elisa Suárez.
“El atasco en los puertos de la costa pacífica de los Estados Unidos motivó un desvío parcial de sus usuarios hacia la ruta canalera, beneficiando a nuestro país. La minería local con orientación a la exportación de cobre y varias actividades de producción de alimentos también reflejaron signos positivos de crecimiento con respecto a 2019 y 2020”, agrega.
Sin embargo, hay sectores que aún no logran estabilizarse y que son intensos en mano de obra, tales como turismo, construcción, manufactura y actividades de servicios empresariales, “reflejan crecimiento negativo respecto al 2019 de entre -15 % a -50 %. Esto es preocupante por la afectación al mercado laboral”, advirtió.
Crédito: Enlace fuente