La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus 10 aliados independientes, entre ellos Rusia, celebran hoy una teleconferencia ministerial para decidir si en abril siguen adelante con su plan de aumentar su bombeo en 400.000 barriles diarios (bd) de crudo.
Esta cita, rutinaria y mensual, tiene lugar en medio de la invasión rusa a Ucrania, que ha convulsionado a los mercados mundiales de la energía, causando una escalada de los precios del petróleo y el gas hasta niveles que no se veían desde 2014.
El barril del crudo Brent se disparó ayer, martes, un 6,3 % y terminó en el mercado de Londres a 111,59 dólares, mientras que el petróleo intermedio de Texas (WTI) concluyó en Nueva York a 103,41 dólares, un 8 % más que al cierre del lunes.
Estas alzas acentuaron la tendencia al alza que registraba el «oro negro» desde hace meses, impulsando por la recuperación de la demanda mundial de energía tras la crisis causada por la covid.
La guerra en Ucrania y las severas sanciones impuestas por Occidente a Moscú han exacerbado la situación, pues despiertan temores a cortes de suministros.
Rusia es uno de los tres principales productores de petróleo en el mundo (junto a EEUU y Arabia Saudí) y el mayor suministrador de gas.
No obstante la difícil situación, no se espera que la alianza formada por los 13 países de la OPEP y 10 independientes, forjada en 2016, cambie el plan de incrementos moderados que tiene en marcha desde agosto del año pasado, y se limite a dar su luz verde al previsto incremento de 400.000 barriles diarios.
Con el objetivo de evitar problemas de suministros, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) acordó ayer liberar 60 millones de barriles de petróleo, el 4 por ciento de las reservas estratégicas de sus miembros en todo el mundo.
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