Un trabajador de la mina de Tasco(Boyacá) en la que murieron 15 personas, víctimas de una explosión de gas metano, relata cómo hasta el último momento esperaban hallar a alguien con vida en medio de tanta destrucción. Cuenta que nunca se imaginó que en una mina tan segura como La Chapa llegara a ocurrir un accidente de semejantes proporciones.
El 26 de febrero pasado era un sábado como cualquier otro para José Vicente Hernández Botía. Él acudió en horas de la mañana a cumplir con su turno de trabajo en la mina de carbón La Chapa, en Tasco, que empezó a las 6:00 y concluyó a las 12:00 del mediodía.
Cuando terminó su turno y abandonó la mina, nunca se imaginó que horas más tarde tendría que volver a La Chapa a ayudar a rescatar los cuerpos sin vida de sus compañeros del turno de la tarde, entre los que se encontraban sus dos hermanos mayores: Yesid y Pablo Antonio Hernández Botía.
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Con mucha angustia por la suerte que hubieran podido correr sus hermanos, tras la explosión de gas metano en el interior de la mina, José Vicente hizo parte del grupo de socorredores que ayudó a rescatar a los mineros que perecieron en esta tragedia.
Aunque no pudo llegar a donde se encontraban sus dos hermanos, sí ayudó a sacar los cadáveres de seis de sus compañeros de trabajo que ese sábado estaban laborando de 12:00 del mediodía a 5:00 de la tarde.
Precisamente la explosión ocurriócerca de una hora antes de que terminara el turno laboral de la tarde.
“Adentró quedó irreconocible la mina y al ir uno pasando, ya uno veía los primeros cuerpos sin vida. Eso fue muy difícil de asimilar”, cuenta José Vicente.
La esperanza de que sus hermanos estuvieran con vida le dio fortaleza para ingresar a la mina y, a pesar de la tristeza que sentía, colaboró con mucho ánimo en las labores de rescate.
“Pensar en que ellos estaban vivos fue lo que me dio fuerzas para volver a entrar y arriesgar prácticamente mi vida, porque hacía dos horas que había explotado la mina y había bastante acumulación de gas carbónico. Lo que me empujó fue la vida de mis dos hermanos y dije que tenía que sacarlos porque confiaba en que estaban vivos, y decidí luchar y sacar fuerzas de donde no tenía para poderlos rescatar”, manifiesta Vicente.
A pesar de la destrucción que se observaba en el interior de la mina, este minero confiaba en que sus hermanos se hubieran podido refugiar en algún tambor abandonado y estuvieran vivos, pero eso no fue así.
Después de haber perdido a sus dos hermanos mayores en la tragedia de La Chapa, José Vicente Hernández Botía está considerando seriamente no volver a trabajar en la minería, ya que la experiencia que acaba de vivir ha sido muy impactante.
Todavía no se explica cómo ocurrió una tragedia de semejante magnitud en una mina que consideraban bastante segura y que en su historial no tenía accidentes graves.
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“Prácticamente Acerías Paz del Río le siguió prestando al actual operador la maquinaria con la que ellos trabajaban, como los ventiladores y la demás maquinaria”, dice Hernández Botía.
Este trabajador de la minería pide a los empresarios instalar equipos más eficaces para detectar el gas, y mecanismos de seguridad para evitar este tipo de tragedias.
“Todos los fallecidos eran conocidos míos, porque prácticamente ellos eran de ahí de la vereda (Hormezaque)”, manifiesta José Vicente.
Los hermanos Hernández Botía que fallecieron
La familia Hernández Botía, de la vereda Hormezaque de Tasco, empezó el año en medio del luto: hace un mes falleció la madre de este hogar de cinco hijos, y el sábado perecieron en el accidente minero los hermanos Yesid y Pablo Antonio.
Este ha sido un duro golpe para don Temístocles Hernández, el padre de este hogar, quien estaba muy orgulloso de que sus hijos trabajaran en la misma vereda donde se criaron y en una mina considerada muy segura y tecnificada.
La mina de carbón La Chapa, de propiedad de la empresa Acerías Paz del Río, está ubicada a 10 minutos de la casa de los Hernández Botía.
A esa mina ingresó a trabajar Yesid Hernández Botía hace tres años, después de laborar más de siete años en otras explotaciones de carbón de la región.
A sus 45 años de edad estaba muy amañado con su trabajo en la mina La Chapa, principalmente por la estabilidad laboral y por la historia de este símbolo de la minería colombiana.
Su hogar lo había conformado con Sandra Montoya, con quien tuvo tres hijos: Camilo, de 13 años; Kevin, de 11, y Karen Ivonne Hernández Montoya, de 6 años de edad.
Por su parte, Pablo Antonio Hernández Botía, de 43 años de edad, llevaba cerca de 10 años trabajando como minero y el mismo tiempo que su hermano Yesid en la mina La Chapa.
Él tuvo dos hijos con Juliana Montoya: Santiago, de 15, y Adrián Hernández Montoya, de 13 años.
“Ellos estaban amañados en La Chapa, porque queda cerca de la casa, como a 10 minutos, y la empresa estaba cumpliendo con todo lo de ley y con los pagos. Además, es una mina de Acerías Paz del Río, una mina obviamente con bastante seguridad”, manifestó José Vicente Hernández Botía.
Las víctimas de los accidentes mineros en los últimos años en Boyacá y Colombia
El registro de accidentalidad minera en el país en el 2020 fue de 153 emergencias y 171 muertes, según lasestadísticas que maneja la Agencia Nacional de Minería (ANM).
En el 2021 se presentaron 128 emergencias y 148 muertos. De estos, 52 trabajadores fallecieron en minas de Boyacá.
En lo corrido del 2022 se han registrado 19 emergencias y 36 muertes. En el departamento de Boyacá este año se han presentado 11 emergencias con 28 víctimas mortales.
“El tipo de accidente que más se presenta en la actividad minera es la falla geomecánica (como derrumbes, caída de roca, colapso del frente), explosiones y atmósfera contaminada e irrespirable”, explicaron en la ANM.
En la tragedia de Tasco murieron, además de los hermanos Hernández Botía, los mineros Luis Samuel Rincón Sánchez, Luis Arbey Estupiñán Sánchez, Edwin Javier EstepaMárquez, César Mauricio Tibaduiza,Gustavo Antonio Casallas Sánchez, Anderson Alfredo Rojas Cortés, Félix Rodríguez, Asdrúbal Estupiñán, Víctor Ochoa, Robinson Rojas Araque, Luis Ángel Sánchez Núñez, Rodolfo Estupiñán y Luis Delgado.
Esta ha sido la mayor tragedia en las minas de Boyacá. Es hora de que en la minería se hable en serio de la explosividad del polvo de carbón en las minas bajo tierra, de los recursos y las reservas y de que los accidentes no son cosas del destino, entre otros asuntos.
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