Más allá del cobre y el litio, minerales que se han visto cortados favorecidos por el desarrollo de la electromovilidad y las energías renovables, Chile busca hacerse espacio en otro segmento clave y desconocido hasta la fecha: las tierras raras. Se trata de un grupo de 17 elementos de la tabla periódica que poseen propiedades fundamentales para la industria y la tecnología que se utilizan en productos como los celulares, electrodomésticos, computadores, pero sobre todo en autos eléctricos y centrales eólicas, esto, por sus propiedades para permitir elevar el magnetismo de los motores, disminuir su tamaño y extender su duración de uso.
A modo de ejemplo, un auto convencional tiene 100 gramos de magnetos (que también se componen de otros materiales), el eléctrico tiene dos kilos y una turbina eólica puede tener hasta 469 kilos de magnetos, lo que explica que las previsiones apuntan a que va a aumentar el consumo de magnetos en torno al 40% anual durante la década. En la localidad de Penco existe el proyecto Biolantánidos, el cual fue comprado en 2019 por la firma peruana Hochschild a Minería Activa, y que se encuentra en su última etapa de estudio ambiental.
“Esperamos entrar en producción a principios de 2023, asumiendo que el proceso de evaluación ambiental siga el curso promedio de proyectos de este tipo, considerando que estamos entrando en una segunda Adenda, con buenos avances en lo técnico, por lo que estamos muy tranquilos con la información que hemos entregado”, asegura el gerente general del proyecto, Rodrigo Ceballos. El ejecutivo explica que se trata de otro tipo de minería totalmente diferente a la tradicional, en el que se va tratando la arcilla en una profundidad de 0 y 30 metros, se procesa y se devuelve reponiendo la vegetación, sin ocupar tronaduras, chancado, molienda, ni reactivos peligrosos y recirculando más del 100% del agua.
Otra de las características particulares del proyecto es que si bien no se prevé una producción a gran escala, cuenta con tierras raras pesadas, las que actualmente casi no existen fuera de China, principal productor mundial por gran diferencia. “Chile podría ser un actor clave, porque la iniciativa cuenta con tierras raras pesadas, las que son muy escasas a nivel mundial y que se encuentran de manera exclusiva en China, por lo que ya se han visto problemas al no contar con la trazabilidad de aquella producción, lo que también ha impulsado que las potencias de occidente busquen asegurar dicho suministro apoyando financieramente proyectos de este tipo”, explica Ceballos.
En cuanto a la producción, en Biolantánidos están ajustando los cálculos, pero se estiman desembolsos del orden de entre los US$ 60 millones y US$ 70 millones, que permitirían producir hasta 1.700 toneladas de concentrados por año, cifra que es pequeña en el contexto del mercado mundial, que son unas 95 mil toneladas, pero dentro de las tierras raras pesadas serán actores relevantes, ya que dicho mercado no supera las 20 mil toneladas.
“El mundo está consciente de que estamos en una carrera por bajar la contaminación y las emisiones de CO{-2} y dos ejes fundamentales para lograrlo son la electromovilidad con los autos eléctricos, y la generación con energías limpias, con energía eólica. Para que eso sea posible se necesiten insumos críticos que no tengan sustitutos disponibles”, asegura Ceballos.
“China hoy produce entre el 60% y 90% de las tierras raras del mundo, lo que es un problema porque producen con estándares sociales y ambientales bastante pobres, por lo que el mundo occidental está demandando en forma muy enérgica fuentes trazables y sostenibles de tierras raras”, añade .
Fuente: El Mercurio