El sector minero es uno de los principales responsables del consumo energético del país. Así lo refleja el último informe presentado por Cochilco con cifras a 2019 -las últimas disponibles-, en el que, sin embargo, se vislumbra un leve retroceso, menor que 1%, respecto del ejercicio anterior, pero que está en línea con la menor producción de cobre que se reproduce.
Elevando la muestra de crecimiento, el consumo en la última década ha sido de hasta 33%, lo que no obstante se ha convertido en un crecimiento similar a la producción de obre, lo que solamente ha advertido en un 7%.
Entre las razones que explican esta tendencia hay algunas que son estructurales, como el envejecimiento de las minas; por lo tanto, existen menores leyes de mineral y mayores distancias de acarreo, situación que en su conjunto aumenta los requerimientos energéticos, especialmente de combustibles.
Restricciones a extracción de agua y desalación
En paralelo, durante los últimos años han alcanzado las restricciones a la extracción de agua continental. Esto último ha impulsado a varias faenas a instalar plantas de desalación e impulsión de agua marítima hacia las operaciones mineras, lo que es altamente intensivo en consumo de energía eléctrica.
A esto se suma la sucesiva mayor producción de concentrados de cobre, lo que incrementa la necesidad de energía, mediante el mismo proceso de concentración de mineral, y por el mayor uso de agua en este proceso. Lo anterior, a su vez, refuerza la tendencia al uso de agua de mar.
Es en este entorno que la energía proveniente de centrales que funcionan con fuentes renovables tomará protagonismo.
Según explica el ministro de Minería, Baldo Prokurica, a 2023 la mitad de la industria minera usará el 100% de energías renovables, “lo que significa un gran avance y compromiso con el medio ambiente, dado que hace cinco años toda la minería usaba energía producida con carbón y diésel. Además, a ese año las mineras incorporarán 14 TWh/ año, y en 2021 Enami será la primera minera del país en usar el 100% de energía renovable”, sostiene la autoridad.
Pero además en la industria minera también se fe con buenos ojos el potencial del hidrógeno verde y sus posibles usos en la minería como una fuente limpia de abastecimiento de energía.
El vicepresidente de Cochilco, Marco Riveros, apunta a que, a medida que se desarrolle el marco legal necesario para el uso de este combustible, y los incentivos del mercado, se irá masificando la producción.
“Tendrá un gran impacto, como, por ejemplo, en disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero producto del consumo energético. Hasta ahora, los usos potenciales del hidrógeno en la minería están asociados al transporte de carga, en sistemas de respaldo para telecomunicaciones, y en celdas de combustibles sin emisiones dentro de los túneles”, añade Riveros.
Los costos pueden aumentar
Con todo, el aspecto energético es fundamental para la industria, pues el consumo eléctrico constituye la principal fuente de gasto para el sector. Así, durante el último ejercicio catastrado, este ítem representó US$.2339 millones frente a los US$1.14 millones del costo asociado al consumo de combustible, es decir, más de dos veces.
En suma, se estima que el consumo energético representa un 14% (electricidad 9% y combustibles 5%) de los costos de la minería del cobre en nuestro país, lo que podría seguir aumentando por los crecientes requerimientos energéticos de la industria de extracción de minerales.
Fuente: El Mercurio