en un artículo reciente en el diario Sistemas de Ciencias de la Tierra y Sociedadun equipo de investigación internacional describe cómo se podrían mejorar las prácticas mineras actuales y alinear mejor el abastecimiento y la gestión de metales con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Según los investigadores, el sector minero puede compensar algunos de sus impactos negativos a través de medidas de compensación. Deben aplicarse altos estándares de sostenibilidad en el abastecimiento de materias primas y los sistemas de reciclaje deben fortalecerse significativamente para promover una economía circular eficiente y basada en el mercado, dicen.
Una industria extractiva más sostenible proporcionaría una piedra angular para el cumplimiento de los ODS, por ejemplo, al suministrar materias primas clave para la construcción de infraestructura (ODS 9) y la producción de tecnologías eólicas y solares (ODS 7).
Es claro, sin embargo, que la minería nunca podrá alcanzar todos los objetivos del desarrollo sostenible, como eliminar el uso y consumo de materias primas no renovables. A la luz de esto, los autores recomiendan que los cambios se guíen por el concepto de “sostenibilidad débil”, que se enfoca en lograr objetivos realistas. Este enfoque permite el uso de recursos no renovables si esto contribuye a otros objetivos de sostenibilidad, como la generación de energía renovable.
En opinión de los autores, el primer paso hacia este camino es mejorar la gobernabilidad. Creen que esto requerirá la participación de diversas partes interesadas en diferentes niveles, desde empresas individuales hasta formuladores de políticas internacionales.
Con base en su análisis, los investigadores recomiendan los siguientes pasos concretos:
- Planificación y gestión a nivel organizacional: Las empresas y los inversionistas son responsables de incorporar indicadores de sustentabilidad en sus actividades de control y toma de decisiones. La sostenibilidad debe convertirse en parte integral del sistema contable;
- Normativas regionales y nacionales: Todas las actividades mineras están inmersas en el contexto de las regulaciones regionales y nacionales. Estos deben guiarse por las tres dimensiones de la sostenibilidad: ambiental, económica y social. En particular, las regulaciones deben ofrecer incentivos, como reducciones de impuestos por un excelente desempeño en sostenibilidad o sanciones por violaciones de los objetivos de sostenibilidad, esto puede compensar la carga financiera de las inversiones en operaciones sostenibles. Las regulaciones regionales deben garantizar la participación activa y efectiva de las comunidades locales y las partes interesadas en la configuración de las condiciones operativas;
- Acuerdos voluntarios y sistemas de certificación en las industrias: Los puntos de referencia para la sostenibilidad ecológica, económica y social de las operaciones mineras deben acordarse a nivel internacional. Se necesitan disposiciones claras para la medición, el seguimiento y la gestión del cumplimiento. Esto podría ser facilitado por asociaciones mineras nacionales, pero también por grandes organizaciones de normalización como la Organización Internacional de Normalización (ISO);
- Estructuras de gobernanza mundial: Las reglamentaciones regionales y nacionales deben armonizarse en todo el mundo. Un acuerdo global de este tipo aún podría incluir mecanismos para reflejar circunstancias regionales específicas. Se podría crear una nueva secretaría o unidad en las Naciones Unidas para gobernar la minería en todo el mundo. Cuanto más evolucione la sostenibilidad hasta convertirse en un impulsor clave del cambio, más necesitará la comunidad global un foro en el que se puedan desarrollar, negociar e implementar reglas para la minería; y
- Instrumentos financieros (fondos de inversión verdes): El sector financiero puede apoyar el cambio hacia la sostenibilidad al incorporar indicadores de sostenibilidad en la toma de decisiones sobre préstamos o cuando las agencias calificadoras clasifican el desempeño de las empresas.
En opinión de los autores, sin embargo, para lograr tales compromisos debe existir un cierto nivel de compromiso.
“La regulación de las actividades mineras siempre implicará compensaciones, por ejemplo, entre oportunidades como facilitar la transición energética, el diseño innovador de baterías y la movilidad eléctrica por un lado y los riesgos para los ecosistemas y las comunidades por el otro”, primer autor dijo Ortwin Renn en un comunicado de prensa.
“Es importante encontrar el equilibrio adecuado que asegure beneficios compartidos, apoye el desarrollo sostenible en su conjunto y reduzca los riesgos”.
Para Renn y sus colegas, la creación de un sector minero sostenible requerirá políticas que coloquen la sostenibilidad ambiental, económica y social en la parte superior de la agenda.