En el corazón del valle de Majes, dos titanes de acero se alzan para desafiar a la naturaleza desbocada. La maquinaria pesada, emblema de la ingeniería moderna, se adentra en las zonas críticas de esta región castigada por la furia del río Majes, cuyo caudal se desborda con más de 600 metros cúbicos por segundo debido a las implacables precipitaciones. Es el proyecto Zafranal, en colaboración con la Junta de Usuarios Valle de Majes (JUVM), quien lidera esta epopeya desde el 9 de marzo.
El rugir de las excavadoras y el estruendo de los volquetes marcan el compás de una danza ancestral entre el hombre y la tierra. El desvío del río y el carguío de rocas se erigen como baluartes para proteger los fértiles campos de cultivo que alimentan al valle de Majes. Más de 7,800 hectáreas de arroz yacen en la balanza, esperando la mano firme de la maquinaria para asegurar su supervivencia en esta época de incertidumbre.
Bajo el manto de la solidaridad, se forja una alianza inquebrantable entre la empresa minera Zafranal y las instituciones locales. La Gerencia Regional de Agricultura, las Municipalidades de Castilla y Uraca, junto a la JUVM, unen fuerzas para restaurar, reforzar y proteger cada rincón del valle amenazado. Desde Sogiata hasta Caspani, cada tramo ribereño se convierte en un bastión de resistencia ante la embestida del río desbocado.
En este escenario de urgencia, la comunidad se une en un pacto de supervivencia. Zafranal, en su compromiso con el desarrollo sostenible y la inversión social, se erige como un pilar de apoyo para autoridades, agricultores y habitantes de Huancarqui y Uraca. En la sinfonía de la emergencia, el valle de Majes encuentra en la unión de esfuerzos la clave para resistir y renacer.