El oro al contado experimenta una ligera caída del 0.5%, situándose en 2,370.45 dólares por onza, tras registrar un aumento del 1.7% el lunes y alcanzar un máximo histórico de 2,431.29 dólares el viernes pasado. A pesar de este descenso, la demanda de refugio debido a las crecientes tensiones geopolíticas mantiene al metal precioso cerca de sus niveles récord.
En medio de rendimientos elevados de los bonos del Tesoro estadounidense, el oro se ve influenciado por la fluctuación del mercado. El rendimiento de los bonos a 10 años se sitúa en un 4.65%, tras tocar un máximo de cinco meses del 4.66%, impulsado por datos positivos de ventas minoristas en Estados Unidos en marzo, lo que afecta las expectativas de recortes de tasas de interés.
A pesar de la correlación a corto plazo entre el oro y el retorno de los bonos, se espera que el metal dorado mantenga su tendencia alcista a largo plazo. Con un incremento del 15% en lo que va del año, el oro se ve respaldado por factores como las expectativas de inflación, tensiones geopolíticas y compras significativas de los bancos centrales.
Los analistas proyectan que el oro continuará su ascenso, superando los 2,500 dólares con regularidad en la segunda mitad de 2024 y alcanzando los 3,000 dólares por onza en los próximos 6-18 meses. En otros mercados preciosos, la plata, el platino y el paladio también experimentan variaciones en sus precios, reflejando la volatilidad y la incertidumbre en el panorama económico global.