El mercado del cobre está en efervescencia, con el metal rojo ganando terreno rápidamente. A pesar de las elevadas existencias en China, se vislumbra una amplia oferta que promete desafiar las expectativas. Con un crecimiento del 1.1% y alcanzando su máximo histórico la semana pasada, el cobre se consolida como un activo a tener en cuenta en un escenario económico fluctuante.
Las perspectivas de recortes en las tasas de interés y la debilidad del dólar impulsan la tendencia alcista del cobre, mientras que la robusta actividad industrial en China respalda estas ganancias. Aunque la producción del metal se incrementa en el principal consumidor, los optimistas mantienen su confianza en un panorama de demanda creciente, especialmente en sectores como los vehículos eléctricos y la inteligencia artificial.
Sin embargo, voces como la de David Wilson, analista de BNP Paribas, advierten sobre la posibilidad de que los precios del cobre estén por delante de los fundamentos subyacentes. Esta cautela contrasta con la dinámica entusiasta del mercado, que se mantiene atento a los datos de inflación en Estados Unidos y a las señales de la Reserva Federal en cuanto a recortes de tasas.
En un panorama más amplio, otros metales básicos como el aluminio, el zinc, el plomo, el estaño y el níquel también muestran movimientos significativos, reflejando la complejidad y la interconexión de los mercados de metales industriales en la actualidad.