La sequía que se está haciendo sentir en Chile está encendiendo la alertas no solo de la agricultura sino también de la minería. Hace una semana, Amsa fue la primera minera en abordar la problemática, reconociendo que si bien este tema ha tomado relevancia en el último tiempo, no veían un riesgo de producción este año. Eso sí, en caso de que este fenómeno se mantenga, dejó en claro que “tenemos espaldas hasta cuando esa planta desaladora esté construida, pero eso será en 2021. Si esto continúa, creo que para la industria y para nosotros esto podría ser un problema en 2020”.
Pero la minera ligada a la familia Luksic no es la única que observa este escenario, ya que en general las mineras están preocupadas de los desafíos que le impone al mundo privado y público la progresiva sequía que se hace cada día más evidente en el territorio nacional.
Consultado al respecto, el presidente de SQM, Alberto Salas, reconoce que es una “gran preocupación”. “Nosotros hemos tenido experiencia, recuerdo el año 1968 sobre la sequía. El recurso hídrico es un recurso básico para el ser humano y para la industria. Yo creo que es un tema que amerita la mayor atención tanto del sector privado como obviamente de las autoridades”, reconoció.
Para Salas, mientras antes mientras antes se tomen medidas, hay más posibilidades de estar preparados, porque “esto no sabemos cómo va a evolucionar a futuro y hay que tener claro cuál es la real situación que produce y que impacta la sequía en las regiones de Metropolitana al norte”.
En el caso de SQM, dice, “siempre hemos sido muy cuidadosos de los recursos hídricos. Somos cuidadosos en extremo y somos muy eficientes en el uso del recurso hídrico”.
Coincide el presidente de Cemin, Juan Enrique Rassmuss, quien reconoce que hay “mucha preocupación”. “Desde hace un año estamos midiendo la huella de agua en todas las faenas y tenemos un plan agresivo de reducción de consumo de agua. Hay mucha preocupación y es un tema que venimos mirando hace un año y estamos proactivamente midiendo y buscando estrategias de reducción de consumo de agua”, explica.
En esa línea, consultado si es necesario que el gobierno tome medidas inmediatas, Rassmuss dice no tener la receta de lo que debería impulsar. Sin embargo, sostiene que “es un tema estructural y ninguno de estos temas es exclusivamente del gobierno”. Según explica, para resolver estos temas tiene que trabajar las empresas, el gobierno, y además trabajarse en embalses, “porque una gran cantidad de agua se va al mar, entonces tiene que ser un trabajo colaborativo entre empresas, agricultores y gobierno”.
Y aunque señala que no se pronunciará acerca de lo que el gobierno está siendo o debería estar realizar en esta materia, sentencia: “Definitivamente tenemos que preocuparnos más porque es un tema muy serios”.
El empresario advierte que “hay que preocuparse antes que se transforme en un tema, porque después de que se transformó, no va a haber mucho que hacer”.
Soluciones: estrategia a largo plazo
A juicio de la exministra de Obras Públicas, Loreto Silva, el tema de la sequía es un fenómeno que ya está claro que no es un tema como tal sino un fenómeno de cambio climático del cual el país debe hacerse cargo. “Tenemos un diagnóstico desde el año 2010 en cuanto a cómo va avanzando la desertificación de nuestro país y hacerse cargo significa hacer cosas. Hacer cosas significa generar nuevas fuentes, generar políticas de que tome consciencia la ciudadanía de que hay que cuidar este elemento y también hay que generar políticas públicas que incentiven la inversión en la generación de nuevas fuentes, en reutilización de aguas grises, etcétera”, explica la exautoridad.
Silva dice esperar que el Congreso vea este tema, que lo entienda y que en el fondo todos los proyectos de ley que impidan la solución para hacerse cargo de este proceso, no salgan adelante.
Y si bien valora las medidas que están impulsando algunos Ministerios para enfrentar la sequía, apuesta por una solución con una mirada de largo plazo. “Son todas medidas muy importantes, son todas necesarias, pero creo que esto hay que entenderlo más que una sequía. Hay que entenderlo como un proceso de cambio climático al cual tenemos que adaptarnos como país. Es mucho más de largo plazo”.
Según explica, “tiene que ser una estrategia de largo plazo que ya tiene un diagnóstico bastante claro en cuanto a lo que debiéramos hacer y donde debiéramos apuntar y lo que tenemos que preocuparnos, no solamente de hacer las cosas que tenemos que hacer, sino que dejar de hacer aquellas cosas que puedan poner en riesgo en el fondo el abastecimiento de agua potable a las personas o el agua para la minería, la energía”.
En esto, agrega, no hay sectores que estén en la banca, ya que a la larga a todos les impactará este fenómeno de hacerse una constante. “A la larga a todos (los sectores) porque es un proceso de cambio climático, no es sequía, es progresivo. En el año 2010 se entendía que el nivel de desertificación iba a llegar desde Rancagua hasta el norte. Ahora vamos en Curicó. Avanza. Y tenemos que ponernos de acuerdo y no mirar desde un solo sector sino que en su conjunto. Una mirada transversal, de largo plazo y no voluntarista. Este es un tema súper serio en que lo cual los chilenos tienen que ser súper responsables para abordarlo y trabajar con sentido de urgencia”, puntualizó.
Fuente: Diario Financiero