El cobre, el tercer metal más utilizado después del hierro y el aluminio, se utiliza principalmente en industrias altamente cíclicas como la construcción y la fabricación de maquinaria industrial, lleva una evolución imparable.
Se trata de una materia prima que hay que vigilarla de cerca porque suele anticipar caídas o subidas de bolsas.
Desde marzo, cuando los mercados fueron golpeados por la pandemia de coronavirus, está instalada en una senda alcista que se hace más patente desde enero. En lo que llevamos de año el metal se anota subidas de más del 51%.
El analista de IG, Sergio Ávila, destaca que estamos en un contexto “donde se espera una fuerte recuperación económica con una política monetaria expansiva sostenida en el tiempo”.
Pero, aparte de la recuperación económica, hay otros factores que juegan a favor de la cotización del cobre.
Por un lado, la disminución de la producción y, por otro lado, el boom de las energías renovables.
La reapertura china sostiene el rally del metal
Así, los precios del cobre se situaron por encima de los 9.500 dólares por tonelada.
Los inversores, intrigados por la historia de la reflación y el tema de la tecnología verde, empujaron los precios, explica Carsten Menke, jefe de Next Generation Research en Julius Baer.
Así, la reflación, para el experto de Julius Baer, es cíclica por naturaleza y refleja la rápida recuperación económica de la crisis provocado por el coronavirus. Esto le hace pensar que es “la tecnología verde la verdadera impulsora de precios puesto que la vuelta a la inflación estaba ya descontada”.
Y esto se debe a que las tecnologías como los automóviles eléctricos y la energía limpia son más intensivas en cobre que las tecnologías convencionales.
Por su parte, Diego Morín experto en materias primas de IG, añade que “la apertura de China después de la festividad de la semana pasada, aupó los precios del cobre a máximos de agosto del año 2011, cuando cotizaba a 4,2100 dólares por libra”.
Esto no quiere decir que en la evolución de los precios del cobre no haya riesgos.
Morín destaca que “algo que preocupa a los inversores para los próximos meses es el riesgo de escasez del metal, más si cabe con la aparición del estrechamiento o backwardation, donde el precio de los futuros del cobre se negocia más barato que el precio al contado”.
Poro otro lado, un factor que debería equilibrar los precios del metal, continúa Menke, sería que “el crecimiento chino pase de la inversión al consumo en los próximos meses”.
Además, “con la economía de China de regreso a los niveles previos a la crisis, vemos menos necesidad de un estímulo en el país, que también debería pesar sobre la demanda de metales”, indica el experto de Julius Baer.
Se llama a este metal el “doctor cobre” porque es un termómetro de la economía, puesto que se anticipa a la evolución de las bolsas. Una recuperación económica provoca alzas en el metal. Lo mismo ocurre con una contracción.
Después de marcar mínimos no vistos desde el año 2016, los precios del metal rojo subieron más de un 110%, perforaron el nivel de resistencia de los 4,2000 dólares por libra.
Pero no sólo se ha disparado el metal, si no también las empresas mineras. Desde marzo, el Global X Copper Miners se anota un alza del 315%.
Para Morín, “la intensidad que hemos visto en el metal rojo se debe a la incertidumbre que viven los mercados en las últimas semanas, especialmente con el incremento de los precios de los bonos, los cuales marcan máximos de un año y hacen saltar todas las alarmas”.
Finalmente, habrá que prestarle atención al desarrollo de sus precios de cara a las próximas semanas y/o meses, ya que las políticas de expansión fiscal y monetaria con la llegada de la administración Biden podría seguir incrementando la demanda del metal rojo.
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