Se viene realizando el Primer Foro Nacional sobre Minería en la República Dominicana: miradas hacia el desarrollo sostenible e inclusivo, la transparencia y la perspectiva de género”.
La discrecionalidad con que desde los gobiernos manejan los reportes de las actividades mineras en República Dominicana genera inquietudes entre las comunidades circunstantes de las zonas de explotación, pero también en otros sectores de incidencia social.
Las comunidades sienten que no les toman en cuenta para las decisiones a tomar respecto a la minería, pero tampoco tienen información sobre cómo se están distribuyendo o invirtiendo los recursos que deja ese sector. De hecho, desde el nivel gubernamental se admite la falta de cumplimiento a las obligaciones que establece la propia Ley Minera de República Dominicana, la 146-71.
En esas reflexiones se basó ayer el Primer Foro Nacional sobre Minería en la República Dominicana: miradas hacia el desarrollo sostenible e inclusivo, la transparencia y la perspectiva de género”, organizado por Participación Ciudadana, el Centro de Formación para Mujeres Organizadas María Liberadora (Ceformomali), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (Conamuca) y Oxfam en República Dominicana.
Antonio Almonte, ministro de Energía y Minas, uno de los oradores del foro, admitió que, hasta la fecha, en el país no se cumple la disposición de la Ley 146-71 que dispone un 5 % para reinversión en las comunidades cercanas a donde se desarrolla la actividad minera. Anunció que desde el Gobierno estudian un programa para ponerse al día con dicha legislación, aportando a las comunidades, incluso de forma retroactiva, los recursos que les corresponden.
También el ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, recordó que la minería es uno de los sectores que más llama su atención debido al fuerte impacto que puede generar a la naturaleza, aunque entiende que la tecnología mitiga parte de ese impacto.
Señaló que el Ministerio trabaja para impulsar un nuevo concepto de la minería, con regulaciones a las que deben sujetarse dicha actividad, partiendo del “serio déficit de protección al medio ambiente debido a negligencia, complicidades de autoridades anteriores a todos los niveles”.
Auditoría independiente
El economista Julio Santana se refirió al uso que se da a los recursos que aporta la actividad minera, y advierte dos deficiencias. “Primero, en la transparencia y rendición de cuentas. Realmente las comunidades no conocen los montos desembolsados ni se socializan los gastos o destinos de esos recursos. Además, su disposición final no está auditada eficientemente y sería bueno que lo estuviera por una organización especializada independiente”, planteó.
En segundo lugar, entiende que esos recursos deben ser destinados a obras que perduren y de gran impacto en el desarrollo científico técnico e infraestructural de las comunidades, no en paliar gastos administrativos de los ayuntamientos, remozar aceras o embellecer los palacios municipales.
Un caso que le parece inaceptable es la discrecionalidad que tienen las empresas mineras sobre el uso del agua.
“Creo que las cantidades de agua utilizadas en minería deben medirse y pagarse, aunque la tendencia es que la industria utilice lo menos posible las fuentes fluviales y manantiales, y así lo hace con la incorporación de tecnologías emergentes que hacen a veces que el agua utilizada sea potable y hasta bebible.
“Sin oro vivimos, sin agua no”
Pero Juana Mercedes, representante de Conamuca enfatizó en cómo esa falta de participación, sobre todo a las mujeres, les afecta de manera particular a las amas de casa. Recuerda que cuando se compromete del recurso agua, por ejemplo, son las mujeres las que más lo padecen.
También señaló el hecho de que se esté intentando poner el oro y el beneficio económico por encima de la humanidad. Ella no quiere que le vendan un progreso que los campesinos no han pedido, sin primero decirle cómo les van a cubrir sus necesidades.
Esa, entiende, ha sido la razón por las que hay resistencia a la minería, y por eso que hizo el llamado a todos los sectores y a todas las zonas, rurales y urbanas a unirse en la lucha, como aliados. “Sin oro vivimos, sin agua no”, dijo al tiempo que recordó a los residentes en zonas urbanas que el agua que consumen en la ciudad se genera en el campo.
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