La Agencia Internacional de la Energía (AIE por sus siglas en inglés) ha confeccionado el estudio mundial más completo hasta la fecha acerca del papel de los minerales críticos en las transiciones energéticas limpias. Un tema crucial en el camino a la neutralidad de carbono y que muchas veces es olvidado. La investigación muestra la necesidad de que los gobiernos actúen para garantizar un suministro fiable y sostenible de elementos vitales para los vehículos eléctricos, las redes eléctricas, los aerogeneradores y otras tecnologías clave.
Para elaborar el informe“The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions” (El papel de los minerales críticos en las transiciones energéticas limpias), la AIE se basó en sus herramientas de modelización de la energía, ricas en tecnología, para establecer una base de datos única que muestra las necesidades futuras de minerales en distintos escenarios que abarcan una serie de niveles de acción climática y 11 vías diferentes de evolución tecnológica. Según esta investigación el suministro de minerales esenciales para las tecnologías de energía limpia, como los vehículos eléctricos y los aerogeneradores, deberá aumentar considerablemente en las próximas décadas para alcanzar los objetivos climáticos del mundo, lo que supone un riesgo potencial para la seguridad energética que los gobiernos deben abordar ahora.
En la actualidad, el sistema energético mundial se encuentra en medio de una gran transición hacia la energía limpia. Los esfuerzos de un número cada vez mayor de países y empresas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta llegar a un nivel neto cero, exigen el despliegue masivo de una amplia gama de tecnologías energéticas limpias, muchas de las cuales dependen a su vez de minerales críticos como el cobre, el litio, el níquel, el cobalto y los elementos de tierras raras. Un sistema energético en evolución exige un enfoque evolutivo de la seguridad energética. A medida que se acelera la transición a la energía limpia en todo el mundo y los paneles solares, turbinas eólicas y coches eléctricos se despliegan a una escala cada vez mayor, estos minerales clave podrían estar sujetos a la volatilidad de los precios, la influencia geopolítica e incluso las interrupciones del suministro.
Este informe especial identifica los riesgos para los minerales y metales que, si no se abordan, podrían ralentizar el progreso mundial hacia un futuro de energía limpia y por tanto obstaculizar los esfuerzos internacionales para hacer frente al cambio climático. El citado documento subraya que los requisitos minerales de un sistema energético alimentado por tecnologías de energía limpia difieren profundamente de uno que funciona con combustibles fósiles. Por ejemplo, un coche eléctrico típico requiere seis veces más insumos minerales que un coche convencional, y una planta eólica en tierra requiere nueve veces más recursos minerales que una central eléctrica de gas de tamaño similar.
Al respecto, los expertos sostienen que las perspectivas de la demanda y las vulnerabilidades de la oferta varían mucho según el mineral, pero las necesidades globales del sector energético de minerales críticos podrían aumentar hasta seis veces para 2040, dependiendo de la rapidez con que los gobiernos actúen para reducir las emisiones. No sólo se trata de un aumento masivo en términos absolutos, sino que, a medida que los costes de las tecnologías disminuyan, los insumos minerales representarán una parte cada vez más importante del valor de los componentes clave, lo que hará que sus costes globales sean más vulnerables a las posibles oscilaciones de los precios de los minerales.
La ecuación es clara: a mayor demanda mayor posibilidad de aumento de precios y escases. El equipo de cinetíficos advierte además que la importancia comercial de estos minerales también crece rápidamente ya que los ingresos actuales de la producción de carbón son diez veces mayores que los de los minerales de la transición energética. Así, el aumento de la generación de energía con bajas emisiones de carbono para cumplir con los objetivos climáticos también supone triplicar la demanda de minerales de este sector para 2040. La energía eólica se sitúa a la cabeza, reforzada por el uso intensivo de materiales en el mar. La energía solar fotovoltaica le sigue de cerca, debido al gran volumen de capacidad que se añade. La expansión de las redes eléctricas también requiere una enorme cantidad de cobre y aluminio.
En este sentido, el documento muestra que, a diferencia del petróleo, la producción y el procesamiento de muchos minerales, como el litio, el cobalto y algunos elementos de tierras raras, están muy concentrados en un puñado de países, y los tres principales productores representan más del 75% de los suministros. Las complejas y a veces opacas cadenas de suministro también aumentan los riesgos que podrían surgir de interrupciones físicas, restricciones comerciales u otros acontecimientos en los principales países productores. Además, aunque no hay escasez de recursos, la calidad de los yacimientos disponibles está disminuyendo a medida que se explotan los recursos más inmediatamente accesibles. Los productores también se enfrentan a la necesidad de aplicar normas medioambientales y sociales más estrictas.
Finalmente, el informe de la AIE ofrece seis recomendaciones clave para que los responsables políticos fomenten un suministro estable de minerales críticos para apoyar la aceleración de la transición hacia la energía limpia. Entre ellas, la necesidad de que los gobiernos establezcan sus compromisos a largo plazo para la reducción de emisiones, lo que proporcionaría la confianza necesaria para que los proveedores inviertan en la producción de minerales y la amplíen. Los gobiernos también deben promover los avances tecnológicos, aumentar el reciclaje para aliviar la presión sobre los suministros primarios, mantener altos estándares ambientales y sociales, y fortalecer la colaboración internacional entre productores y consumidores.
Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE, expresó que: «Hoy en día, los datos muestran un desajuste inminente entre las ambiciones climáticas reforzadas del mundo y la disponibilidad de minerales críticos que son esenciales para hacer realidad esas ambiciones. Los retos no son insuperables, pero los gobiernos deben dar señales claras sobre cómo piensan convertir sus compromisos climáticos en acciones. Actuando ahora y de forma conjunta, pueden reducir significativamente los riesgos de volatilidad de los precios y de interrupción del suministro.»
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