Sudamérica es proveedora de un gran abanico de materias primas (commodities), desde las agrícolas, como la soya o la carne, hasta las más necesarias para la fabricación de tecnología e infraestructura, como el litio, el cobre o el mineral de hierro, cuyo valor se ha disparado en los últimos meses.
El alza ha insuflado una bocanada de optimismo en las alicaídas economías de Argentina y Brasil, dos importantes graneros, principalmente de soya, cuyo precio parece no tener techo tras aumentar un 90% en el último año.
También se han beneficiado otros países como Perú y Chile, grandes proveedores de metales, entre ellos el cobre, que el martes cerró en la Bolsa de Metales de Londres (LME) en 4.7 dólares la libra, por encima de la barrera de 4.6 dólares la libra registrados en febrero del 2011, en pleno “superciclo”.
Impulso
Por un lado, el mundo vivió una interrupción de la oferta debido a las restricciones impuestas durante los primeros meses de la crisis sanitaria, lo que ocasionó una absorción de los estoques disponibles.
Por otro, la mitigación de la pandemia impulsó la demanda mundial, principalmente de China, que ha aumentado las importaciones de grano y metales para la construcción, sobre todo de mineral de hierro, de los que Brasil también es un gran proveedor.
Pero no solo China se lanzó a la búsqueda de las commodities. La mayoría de los países del mundo emprendió una recuperación, gracias, en parte, a importantes paquetes de estímulo fiscales y monetarios que han ido acompañados de un incremento de la inversión en infraestructuras.
A ello se suma un creciente proceso de descarbonización, que pasa por una reducción de combustibles fósiles, la apuesta por las energías renovables y la electrificación de los vehículos, según explicó Paschoal Paione, gestor de carteras y especialista en materias primas en Garin Investimentos.
Litio
El avance hacia la economía verde ha impulsado la búsqueda de metales básicos (aluminio, cobre y níquel) y otros como las tierras raras o el litio, de las que Bolivia posee una de las mayores reservas del mundo, con unos 21 millones de toneladas.
No obstante, la industria boliviana está rezagada y aún se mantiene en fases piloto de producción de carbonato de litio y materiales catódicos, y solo produce en escalas mayores sales y cloruro de potasio, por lo que sus ventas al exterior todavía no son significativas.
Los analistas no tienen la certeza de que este ciclo durará la misma cantidad de tiempo que el experimentado a inicios de siglo. Por eso, recomiendan que los gobiernos sean responsables en la administración de sus gastos.
Orden en las finanzas
Para los analistas, el aumento del precio de las materias primas supone un “alivio significativo” tanto para las finanzas públicas como para el sector externo en medio de la crisis generada por la pandemia, la cual ha golpeado las economías de la región.
“Permite aumentar las posibilidades de financiación en un momento donde mantener el nivel de estímulo fiscal y monetario pasó a ser una de las prioridades”, resaltó el responsable del Departamento de Latinoamérica del Institute of International Finance, Martín Castellano.
Pero el boom, alerta Castellano, también ha impuesto el desafío de “mantener las finanzas públicas ordenadas dado el carácter transitorio de estos ingresos extraordinarios”.
Cifra 2.149 millones de toneladas es la producción anual de cobre del perú en el presente año.
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