El nuevo Congreso de México que se inaugure en septiembre próximo tendrá entre sus proyectos urgentes elaborar una ley para las inversiones que permitan la explotación de los yacimientos de litio, metal liviano codiciado por la industria energética global para producir baterías.
En un giro sorpresivo, el Gobierno abandonó sus planes de nacionalizar sus grandes reservas potenciales de litio, que utilizan firmas productoras de batería como Panasonic, Samsung o LG.
A pesar de que la secretaria federal de Economía, Tatiana Clouthier, adelantó la posibilidad de asociaciones público-privadas, con control estatal mayoritario, el presidente Andrés Manuel López Orbrador dijo el pasado 17 de junio que podría someter el tema a un referéndum.
«Si hay algo que conviene a la nación, conviene al pueblo y necesite consulta, hay que hacerlo, nosotros estamos por la democracia participativa», planteó el jefe de Estado para resolver la disyuntiva.
No obstante, pidió esperar a que surja la información completa, de un esperado informe técnico gubernamental.
El especialista en energía Alexis Juárez Cao explicó a Sputnik que «la transformación de la matriz energética global, con el abandono progresivo de los combustibles fósiles (petróleo y gas), la transición hacia energías renovables y la construcción de automóviles eléctricos han reactivado el interés por el uso del litio en la fabricación de baterías».
El experto advierte que el dilema es que existen dos visiones sobre el futuro de estos proyectos.
«El presidente tiene una visión estatista del desarrollo, pero la encargada de la cartera de Economía y algunos miembros del partido gobernante están inclinados hacia una economía mixta, aunque con predominio del Estado sobre el capital privado», contrasta.
El investigador, doctorado en Energía por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, cree que al final «se va a imponer la visión del presidente».
En las sierras rocosas del centro del centro del país y el noroeste desértico del territorio mexicano hay 1,7 millones de toneladas de reservas mineras de litio estimadas que meten al país latinoamericano al «Top Ten» mundial.
El mayor tesoro de litio mexicano está en los desiertos del norte, en Sonora, estado fronterizo con EEUU, donde la firma inglesa Bacanora y la china Ganfeng invierten unos 500 millones de dólares en extracción de litio.
Esa inversión arrojará sus primeros resultados en 2023, con una ambiciosa estimación de 17.000 toneladas anuales de litio, que espera duplicar en una segunda fase.
La producción mundial del año 2020 fue de 82.000 toneladas, según el Servicio Geológico de EEUU.
El ránking global del litio es el siguiente: Bolivia posee 21 millones de toneladas; Argentina, 19,3; Chile, 9,6; Australia, 6.4; China, 5.1; Congo, 3; Canadá, 2,9 y Alemania, 2,7 millones de toneladas.
Después de esos ocho países, aparece México como noveno, cuyas reservas son mayores a las de Perú, con 889.000 toneladas; Brasil, con 470.000 y España, con 300.000 toneladas del codiciado metal.
La Cámara Minera de México describe tres tipos de yacimientos de litio en el mundo, para explicar los grados de dificultad para extraerlo.
Primero están los yacimientos tradicionales de roca, con alta concentración de litio de fácil extracción, como en Australia y EEUU.
En segundo lugar, los salares con una concentración mediana del metal, como en Bolivia, Argentina y Chile, donde extrae a base de evaporación.
Las salmueras salinas acumulan las tres cuartas partes de los yacimientos mundiales de litio.
En tercer lugar están los reservorios de arcilla, con una baja concentración de litio, de difícil extracción, como los yacimientos mexicanos.
Las rocas y arcillas acumulan la cuarta parte del metal en el mundo.
Cuando López Obrador recibió a finales de marzo pasado al presidente de Bolivia, Luis Arce, lo invitó a participar en la elaboración de un plan y encontrar la mejor manera de explotar el litio mexicano.
Al comienzo de este año, el oficialismo hablaba en el Congreso de nacionalizar el litio como nueva palanca del desarrollo, como fue el petróleo a finales del siglo XX.
Ese plan fue descartado después de la visita de Arce y comenzó a hablarse de inversión conjunta, pública y privada.
La incertidumbre está en encontrar el método limpio de explotación del mineral arcilloso, que requiere un riesgoso proceso de vertido, que genera residuos ácidos (lixiviados).
«Los mayores yacimientos mexicanos de litio son depósitos de arcilla, eso los coloca entre los más difíciles de explotar, técnica y financieramente», indicó Juárez a Sputnik.
El plan de Clouthier es que, en lugar de exportar el carbonato de litio, sea procesado en la producción de celdas voltaicas para las baterías de autos eléctricos.
Esas son las coordenadas de la encrucijada que se avecina.
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