En un momento crucial para el desarrollo energético de Argentina, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, ha proyectado que las inversiones en el sector podrían alcanzar los 15.000 millones de dólares en 2025 y 16.500 millones en 2026. Este aumento significativo en el financiamiento está respaldado por las políticas de desregulación impulsadas por el gobierno del presidente Javier Milei, que buscan dinamizar la economía y atraer capital extranjero. Durante un evento de celebración del centenario de Shell en Argentina, Rodríguez Chirillo enfatizó el momento histórico en el que se encuentra el país, marcado por una producción energética récord.
El régimen de promoción de inversiones, conocido como RIGI, es clave para estas proyecciones optimistas. Según el funcionario, esto permitirá consolidar proyectos en desarrollo y atraer nuevos flujos de inversión. «Estamos en una producción récord. Estas reglas van a hacer que se consoliden las inversiones que actualmente están en desarrollo», aseguró Chirillo. Las cifras son contundentes: se esperan 12.500 millones de dólares en inversiones para 2025, cifra que podría incrementarse entre 2.000 y 2.500 millones adicionales gracias a las nuevas regulaciones.
A medida que el gobierno continúa implementando reformas bajo la Ley de Bases, un objetivo central es disminuir la intervención estatal y fomentar un entorno más amigable para las inversiones. Estas estrategias han sido bien recibidas por empresas internacionales, que ven en Argentina un espacio propicio para el crecimiento, especialmente en áreas como la energía renovable y la exploración de recursos no convencionales. Atraer capital privado y extranjero se ha convertido en una de las prioridades más urgentes para el actual Gobierno.
El impacto de estas inversiones no solo transformará el sector energético, sino que también promete generar un impulso económico considerable en otras áreas del país. Con una proyección de 31.500 millones de dólares en solo dos años, Argentina se perfila como un jugador clave en el panorama energético de América del Sur, buscando convertirse en un líder en producción y sostenibilidad. La esperanza y el optimismo reinan en el país, mientras avanza hacia un futuro energético lleno de posibilidades.