Desde septiembre, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha batido cifras al importar más de 128 millones de litros de gasolina, diésel y petróleo, una operación que ha llevado el costo de los carburantes a niveles elevados. Ariel Montaño, vicepresidente Nacional de Operaciones de la estatal petrolera, destacó la presión financiera que estas importaciones han generado, poniendo de manifiesto la dependencia de Bolivia en los combustibles del extranjero. Esta situación se agrava dentro de un contexto de bloqueos que afectan el transporte de insumos esenciales al país.
El flujo de productos importados se ha visto entorpecido, a pesar de los esfuerzos por mantener el abastecimiento. Según Montaño, desde septiembre se han descargado en Arica varios buques, incluyendo dos cargados con 40 millones de litros de diésel cada uno, un buque de crudo de 35 millones de litros y un buque con 13 millones de litros de gasolina. Sin embargo, gran parte de estos productos aún no ha llegado a su destino final en Bolivia debido a las dificultades logísticas provocadas por los bloqueos socio-políticos. Esto subraya no solo el costo monetario, sino también la necesidad de una gestión más eficaz en el manejo de importaciones estratégicas.
El contexto político actual, marcado por las protestas impulsadas por el expresidente Evo Morales, ha exacerbado la crisis de abastecimiento. Más de 570 cisternas, que transportan más de 19 millones de litros de combustible importado, están atascadas en puntos de bloqueo. Montaño enfatizó que, a pesar de haber pagado por este combustible, los obstáculos logísticos impiden su distribución efectiva, lo que pone en riesgo el suministro diario y podría generar desabastecimiento en el mercado local.
Adicionalmente, Montaño hizo un llamado a la calma, advirtiendo que las acciones de ciertos actores políticos, incluyendo a Morales, solo alimentan la especulación y el miedo entre la población. Este clima de incertidumbre, según el ejecutivo, ha incrementado la demanda diaria de combustibles, lo que podría agravar aún más la situación de importaciones y elevar los precios en el corto plazo. La situación resalta la importancia de un entorno político estable y una logística fluida para garantizar el abastecimiento adecuado de combustibles en Bolivia.