A medida que el cobre sigue rompiendo sus récords de precio de la última década, estas señales podrían estar comenzando a modificar las decisiones de diversos sectores y actores de la economía de Chile.
Y aunque todavía es temprano para garantizar que los valores internacionales se mantendrán, las lecciones del anterior superciclo minero y el momento que vive la economía alientan las esperanzas.
Una parte es un efecto directo, otro es simple arrastre, pero si el precio del commodity sube, eso mejora la percepción de Chile como país solvente. Y en economía, las expectativas lo son todo.
«Los efectos que tiene el alza del precio del cobre en la economía chilena son muy relevantes: aproximadamente 2/3 de la actividad económica se ve influenciada de manera directa o indirecta», sostiene el director de Estudios y Políticas Públicas de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), Jorge Cantallopts.
El biministro de Energía y Minería destacó los factores de fondo que explican los US$ 3,99 la libra. «Nos hacen pensar que deberíamos tener un ciclo positivo en el precio en los años que vienen».
Añade que los efectos directos se traducen en mayores utilidades que aceleran el desarrollo de proyectos y dinamizan las economías regionales. Entre los indirectos, cita «el crecimiento en el empleo que, a su vez, tiene importantes efectos en el consumo».
La Dirección de Presupuesto (Dipres) también identificó uno menos visible: mejora la salud mental.
Son las empresas mineras las que sin duda se benefician más de un precio alto. Pero también las arcas fiscales, cuya recaudación crece.
Estos aportes provienen de dos vías. Por una parte, de la gran minería privada, que paga impuesto corporativo, otro específico para la minería y el adicional para los controladores extranjeros. La segunda vía es el aporte de Codelco, que además de los anteriores suma el impuesto para empresas públicas y la obligación de entregar el 10% de sus ventas a beneficio fiscal y ya no a las Fuerzas Armadas. Esto, luego de derogarse la Ley Reservada del Cobre y modificarse el sistema de financiamiento para las instituciones de la Defensa.
Aunque el aporte de la minería a los ingresos fiscales ha ido cayendo, un mayor precio del cobre (si se mantiene en US$ 3,35 la libra) podría traducirse al menos en US$ 1.000 millones extra este año, anticipó el director de Dipres, Matías Acevedo. No obstante, desde el sector privado hay quienes estiman que ese cálculo es conservador.
Cuánto se podría gastar, si ese mayor espacio de gasto se dará para 2021 (y no para este año) y cuánto de esos mayores ingresos se ahorrarán para futuras crisis son parte de los debates en curso.
Desde el Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco) prevén impactos en la minería de menor tamaño, específicamente en proyectos medianos y pequeños que estaban en pausa, pero que con el atractivo de mayores precios podrían acelerar la decisión de inversión. Podría ser el caso, por ejemplo, de los proyectos El Espino (que Pucobre impulsa en las región de Coquimbo) y Minera Vizcachitas (una iniciativa de Andes Copper en la región de Valparaíso).
«El impacto no será tan importante en las decisiones en torno a los grandes proyectos de expansión brownfield (donde ya existe actividad minera), cuyas decisiones de inversión ya se tomaron. Sin embargo, se pueden adelantar etapas que estaban previstas para más adelante, dado que existirá un mayor flujo de caja», comentaron.
En el caso de Codelco, ya adelantó a Reuters que destinará la mayor caja a financiar sus planes de expansión, en lugar de emitir deuda con ese fin.
Para el gerente de estudios de Cochilco, estos precios «incentivan la búsqueda de nuevos yacimientos lo que podría generar un impulso a la prospección de yacimientos, especialmente en proyectos greenfield (que parten de cero)». Añade que, además, en la pequeña minería se produce un incentivo a la explotación de yacimientos. «Afortunadamente, Chile cuenta con una institucionalidad permanente (la Empresa Nacional de Minería, Enami) que permite garantizar estándares de seguridad y sostenibilidad en las operaciones de menor escala».
Los pequeños productores de cobre son otro sector que puede verse impactado, ya que el precio del metal incide en la operatoria del mecanismo de sustentación creado por ley para apoyarlos, el que es administrado por la Enami.
Según explica la gerente de Asuntos Corporativos y Comunicaciones de la estatal, Paulina Matamoros, dicho fondo funciona estableciendo un precio base para el cobre, que actualmente es de US$ 2,86 la libra. «Si los pequeños mineros tienen que vender su producción a un menor precio, Enami sustenta el precio de acuerdo con bandas definidas, para lograr aproximarse al precio base y mantener rentable su producción», comenta.
Esto es lo que ha ocurrido en los últimos años. Enami estima que se han beneficiado cerca de 1.200 productores activos en promedio. Pero ahora viene el ciclo inverso, porque cuando el precio del cobre está alto, como ahora, esos pequeños mineros «deben devolver lo que Enami les entregó mediante sustentación, mediante un proceso conveniente para aprovechar el buen precio», explica la ejecutiva. Así, la operatoria del fondo de sustentación, definida mediante decreto, se asimila a «un préstamo al sector que les permite seguir operando cuando el valor del metal es bajo».
La apuesta de los trabajadores
Un mayor precio del cobre también impulsa las expectativas de los trabajadores para las negociaciones colectivas. En la industria estiman que estos procesos involucrarían este año a unos 20 mil operarios que se desempeñan en la gran minería.
En Cesco prevén razonable pensar que las negociaciones sean más complejas y extensas cuando el precio está más alto, aunque advierten que habrá que ver si ese mayor valor se mantiene en los próximos meses. «En general, estos son momentos muy claves para la industria, porque la experiencia del superciclo de precios mostró lo importante que es evaluar las inversiones en forma correcta y mantener el foco en los costos», afirman.
Los expertos coinciden en que la cotización del commodity se mantendrá en torno a los niveles actuales y que la estimación de la Dipres sobre su aporte a los ingresos fiscales es demasiado conservadora.
Desde el organismo explican que durante ese boom de precios, los costos aumentaron de forma desmedida, para poner volumen de producción en el mercado, el que casi se triplicó en ese período. «Hoy uno de los principales focos de la industria es ser más eficiente y cuidar los costos. Esta forma de operar no es compatible con un escenario de negociaciones colectivas con altas exigencias salariales», precisan.
En el mercado financiero tampoco es irrelevante un alza sostenida del metal. Es conocida la correlación positiva entre el precio del cobre y la evolución de los índices bursátiles. «Lo que se explica por el efecto de la minería en la economía local y porque, en general, los ciclos de precios del cobre están alineados con ciclos de crecimiento global que favorecen a varios sectores», comenta Jorge Cantallopts.
El estratega senior de BCI Corredora de Bolsa, Alexis Osses, precisa que el avance del cobre ha aportado a mejorar las estimaciones para el índice líder de la bolsa local, el IPSA, hacia 2021. «En nuestros modelos de estimación de IPSA, proyectamos 5.180 puntos para final del año 2021 (subimos desde 4.650 puntos). Tenemos incorporado una proyección del cobre en US$$ 3,3 la libra. Esta sin duda puede mejorar si el escenario real se acerca a las estimaciones optimistas para 2021, de US$ 3,5 la libra», comenta.
Añade que, hasta ahora, considerando los precios actuales del cobre e IPSA y fundamentando otras variables explicativas (entre ellas, la actividad económica mensual, la confianza empresarial, el tipo de cambio y el riesgo país), «podríamos decir que entre 200 y 250 puntos de subida en el IPSA (entre 4% y 5%) se han explicado por el alza del cobre».
En cuanto al precio local del dólar, en general su trayectoria es la opuesta del cobre. Sin considerar los demás factores (como diferencial de tasas de interés, aversión al riesgo, entre otros), la ecuación es simple: si el valor del cobre a nivel global sube, se proyecta un ingreso masivo de dólares al mercado local y eso lo deprecia. Lo contrario ocurre si el precio internacional sigue una tendencia bajista.
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