Frente al escenario de escasez hídrica que está afrontando el sector minero, las compañías están procurando de alternativas de suministro, como por ejemplo la desalinización, aspecto que fue destacado en el marco de la presentación de los informes “Proyecciones de consumo de agua y energía: insumos claves en el desarrollo sustentable de la minería”, que fueron realizados por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).
Es así como Camila Montes, analista de Cochilco, adelantó que a 2030, el consumo de agua de mar aumentará en un 156% respecto a 2019, llegando a 11 m3 por segundo; mientras que el uso de agua continental disminuiría en un 6%.
En ese contexto, la especialista explicó que en las regiones más afectadas por la sequía, la desalinización parece ser la opción más concreta: en Antofagasta, el agua de mar representará el 65% del agua utilizada para la minería del cobre hacia 2030; en Tarapacá el 60%; en Atacama el 42%; y en Coquimbo el 25%.
Junto con ello, comentó que para 2030 se espera que un 90% del agua proveniente de los océanos sea destinada al tratamiento de sulfuros para la producción de concentrados, dado lo intensivo en el uso de agua que es este proceso.
De esta forma, la desalinización y el uso de agua de mar es la solución de abastecimiento que han tomado la mayoría de los proyectos nuevos y extensiones, detalló Camila Montes; aunque recalcó la importancia de un marco legal definido y claro para el desarrollo sostenible de estas prácticas.
Al respecto, la analista de la Comisión Chilena del Cobre aseveró que el enfoque debe ir en buscar alternativas de eficiencia, gestión adecuada, reúso o nuevas fuentes de abastecimiento, de manera que el consumo de agua continental disminuya.
Junto con ello, consideró relevante generar una visión estandarizada sobre el agua, que pueda aplicarse de manera consistente en diferentes regiones, sectores y en las complejas cadenas de suministro, en una búsqueda de una metodología común.
Consumo eléctrico
Las principales proyecciones en torno al consumo eléctrico en minería fueron dadas a conocer por Rosana Brantes, analista de Cochilco, quien expuso el informe elaborado por la entidad.
Es así como la profesional comentó que la demanda energética aumentará 41% entre 2019 y 2030, pasando de 23,6 TWh a 33,1 TWh. Se estima que, para satisfacer la demanda esperada, se requeriría agregar una capacidad de generación eléctrica de 1.387 MW a 2030.
Cabe indicar que el crecimiento no será uniforme: se aprecia que este sea relativamente alto hasta 2024, año que alcanzaría 30,6 TWh, para luego crecer con menor rapidez hasta 2027, año que se esperan 33,6 TWH. Posteriormente la demanda decrecerá levemente hasta 33,1 TWh hacia 2030.
El mayor crecimiento a 2024 se explica principalmente por una menor incertidumbre con respecto a los proyectos a ejecutar. Además, la menor alza esperada en el periodo 2027-2030, se debe a la menor probabilidad de materialización asignada de los proyectos que actualmente no están en operación, como por una menor producción en las operaciones ya existentes.
A nivel regional, Antofagasta seguirá concentrando más de la mitad del uso energético, registrando un incremento de 30% en su consumo a 2030. En tanto, Atacama, donde actualmente se demanda cerca del 11% del consumo eléctrico cuprífero nacional, tendrá un aumento de 78% en el mismo periodo.
Otra región con un alto crecimiento en su demanda será Coquimbo, pues aumentará su consumo en 476% al 2030. El crecimiento de la demanda corresponderá principalmente al consumo en concentradora, pues aumentará desde 57% en 2019 a 66% hacia 2030.
Es relevante señalar que el consumo energético para desalación e impulsión de agua de mar es otro proceso para el cual se proyecta un alza importante, pasando del 5% en 2019 a 10% en 2030, convirtiéndose en el segundo proceso de mayor intensidad de consumo eléctrico.
Fuente: MCH