No solo la producción de cobre ha retrocedido en lo que va del año en la industria local, sino que también la del molibdeno, principal subproducto asociado al metal rojo y que muchas veces ayuda a
las empresas a mejorar sus resultados financieros.
Al cierre del mes de julio, las firmas locales llegaron a 30.834 toneladas del producto, que se comparan negativamente con las 34.818 toneladas del mismo período en 2018, un retroceso de 11%
En el listado elaborado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) destacan los retrocesos de las mineras Collahuasi (-42%) y Codelco (-17%). En el caso de la estatal —que además representa casi la
mitad de la producción chilena— se logró un total de 12 mil toneladas, en tanto que Collahuasi —que es la cuarta en preponderancia— se mantuvo tres meses sin producir el metal en su faena en la Región de Tarapacá.
De esta manera, las compañías locales no han podido aprovechar los precios históricos por los que está atravesando el subproducto, utilizado principalmente como materia prima para obtener aleaciones, entre las que destacan los aceros más resistentes, y que lo tiene empinado por sobre los US$ 11 la libra,
manteniendo los precios vistos en el último tiempo. La valorización comenzó a elevarse a fines de 2017, cuando superó los US$ 9, estacionándose en los US$ 11 en los últimos dos años, incluso con peaks
por sobre US$ 12 la libra.
Precios seguirían altos
Respecto de las razones detrás de esta menor producción, los expertos coinciden en que se trata del modelo de producción del metal, el cual en casi la totalidad de las veces está orientado por el mineral primario.
“Lo que explica estas variaciones son las leyes asociadas a la producción de cobre, que tienen ajustes al alza o baja; entonces, si estas bajan, es porque atraviesan por zonas de menor ley de cobre. En un 95% no es un tema de decisión económica, sino netamente geológica”, sostiene Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining.
Es justamente esta situación la que produjo la caída tan pronunciada en los resultados de Collahuasi, faena que por un aspecto económico decidió producir en zonas en donde prácticamente no existía molibdeno.
“El molibdeno no influye en las decisiones de las mineras, salvo que se llegaran a ver peaks de US$ 40 la libra, por lo que la producción es muy variable, ya que las leyes no se distribuyen igual que en el
caso del cobre. Espero que esta situación se mantenga en lo que resta del año, y con estos antecedentes, se espera que la producción caiga entre 15% y 20% respecto de 2018”, advierte Pablo Bascur, consultor de Molyexp.
No obstante, se visualiza que los precios sigan en niveles altos, de acuerdo con el informe de Cochilco, en que hasta 2020 se proyecta un balance mundial con un ligero superávit, que provocará un equilibrio entre oferta y demanda. Este escenario anticipa que el precio debería mantenerse en niveles cercanos a los actuales, proyectándose a US$ 11,5 por libra de metal en 2019 y de US$ 11 por libra para 2020.
“Quienes regulan el mercado son los productores primarios, los demás van siguiendo, pero el año pasado y este el mercado ha estado ordenado porque no ha habido motivos para que se generen excedentes o volúmenes significativos. En 2018 la demanda estuvo bastante buena, ahora está más floja, pero como ha bajado la producción se ha compensado”, agrega Bascur.
Esta situación es prácticamente similar en las distintas operaciones que hay en el mundo, mercado que según cifras de Cochilco es liderado por China (38%), Chile (22%) y EE.UU. (15%), donde principalmente se extrae como subproducto.
“Lo que complica la producción de molibdeno es la variabilidad del precio, como varía tanto una mina de molibdeno primario queda muy vulnerable ante fluctuaciones, por lo que es difícil de mantener”, enfatiza Guajardo.
Fuente: El Mercurio