A exactos once meses de la detención de las labores que se desarrollaban en el proyecto Quebrada Blanca Fase II, a raíz de la pandemia, la compañía canadiense Teck informó ayer de nuevos niveles de sobrecostos asociados a la iniciativa ubicada en la Región de Tarapacá.
Según explicó la compañía, estos montos reflejan el impacto de los retrasos por los meses en que se paralizó la construcción, además del cumplimiento de las restricciones sanitarias, así como un efecto en la productividad debido a la implementación de protocolos sanitarios. Dentro de esos requisitos, la firma tuvo que levantar infraestructura adicional en el campamento destinado para los trabajadores, con el objetivo de lograr que exista distanciamiento social en la zona y así mantener las medidas sanitarias que se exigen por la pandemia entre los trabajadores que operan en el proyecto.
“Se espera que el impacto estimado, incluidos los costos contabilizados y el espacio adicional para el campamento, sea de aproximadamente US$ 450 a US$ 500 millones, un aumento de aproximadamente US$ 50 millones frente a nuestra guía anterior”, reveló la minera en la entrega de resultados al cuarto trimestre de 2020.
De todos modos, la compañía dio a conocer que lograron el objetivo que apuntó a contar con un 38% de finalización general del proyecto, que cuando opere al máximo de capacidad, duplicará la producción total de cobre de la minera. “Hasta el cuarto de trimestre de 2020, el proyecto continuó con su aumento escalonado de la fuerza laboral de la construcción a niveles anteriores al covid19 de acuerdo con nuestros planes desarrollados en el segundo trimestre de 2020.
El proyecto continúa mejorando sus protocolos y gestión de covid-; el trabajo está progresando en todo el proyecto de acuerdo con nuestro plan actual”, explico Teck en un comunicado, y reiteró que se espera que la primera producción se realice durante la segunda mitad de 2022, lo que va a depender de la capacidad continua para gestionar los eventuales impactos de la pandemia, fecha que además ya considera seis meses de retraso respecto a la fecha original de la iniciativa.
Respecto al megaproyecto, una de las inversiones más importantes en la historia de la industria local, existen altas expectativas debido al potencial del yacimiento, que se espera producir unas 300 mil toneladas de cobre anuales en los primeros cinco años de vida de la mina, con costos totales de US$ 1,28/lb y un costo de caja (C1) de US$ 1,28/lb. En paralelo, ya se trabaja en estudios para eventuales expansiones.
Fuente: El Mercurio