Angela Sterella Balanza Sarmiento / Ganadora del Premio Conservación Internacional Nueva Generación
El precio que pagan nuestras áreas protegidas para extraer oro de sus entrañas es realmente alto pues el mercurio derramado en los ríos y arrojado a la naturaleza daña irremediablemente al medioambiente; sin embargo, no todo está perdido, ya que existen alternativas menos tóxicas para obtener este metal.
¿Por qué el mercurio es altamente peligroso?
Se trata de un elemento nocivo por su alto grado de toxicidad tanto para la vida humana como para todo organismo viviente en la naturaleza. La inhalación de vapor de mercurio puede provocar problemas principalmente en los sistemas nervioso, circulatorio e inmunitario, según lo determinó la Organización Mundial de la Salud.
En cuanto a los impactos en la naturaleza, el mercurio se convierte en el principal contaminante de suelos y cuerpos de agua produciendo daños irreversibles a la flora y fauna. Esto debido a que cuando se utiliza para la obtención del oro se generan relaves que entran en contacto con el agua convirtiéndose en metilmercurio, el que es mucho más tóxico que el metal elemental. Es dañino para los peces y un riesgo para el ser humano que se alimenta de éstos.
La Wildlife Conservation Society (WCS) desarrolló el proyecto “Integrando buenas prácticas en las operaciones mineras en el corredor de conservación Madidi-Pilón Lajas-Apolobamba-Cotapata” con un plan de mitigación basado en cinco acciones para la obtención de oro responsable. Además implementa tecnología limpia para el uso, manejo, recuperación y reutilización de mercurio.
El proyecto se llevó a cabo en dos diferentes cooperativas mineras piloto: Águilas de Oro y Rayo Rojo, ubicadas al extremo oeste del departamento de La Paz (Apolobamba y Cotapata). Son las primeras escuelas de capacitación en minería responsable en los ámbitos técnico, social y ambiental.
Además se logró la formación de más de 197 operadores mineros y 110 guardaparques de las Áreas Protegidas del corredor de conservación de Apolobamba, Madidi, Pilón Lajas y Cotapata, con unos 30 eventos y actividades para contribuir con la reducción de los impactos de la minería aurífera y fortaleciendo las capacidades técnicas del personal de las áreas protegidas.
La iniciativa recibió el reconocimiento Andes Awards, durante el taller virtual de evaluación final del Programa denominado Hotspot Andes Tropicales (2015-2020) que se llevó a cabo en enero de 2021 con la participación de varias organizaciones de Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, además de Critical Ecosystem Partnership Fund (CEPF), la Unión Europea y la Alianza Francesa para el Desarrollo.
Explotación aurífera en áreas protegidas de La Paz
La minería aurífera es actualmente una de las actividades que mayor incremento presentó en la última década, en Bolivia. Logrando un crecimiento exponencial de tres veces más en la contribución al Producto Interno Bruto (PIB), según un estudio realizado por la CEPF (2019).
Sin embargo, la deficiencia en cuanto al control institucional dentro del sector minero ha desembocado en el incremento de la minería ilegal e informal. Provocando a su vez amenazas a la biodiversidad y a los servicios ambientales de todo el Hotspot o punto caliente de concentración de biodiversidad de los Andes Tropicales.
Según la WCS las áreas más afectadas por la explotación aurífera ilegal son las que están en el Corredor de Conservación Madidi-Apolobamba-Cotapata-Pilón Lajas, contaminando cuerpos de agua, bofedales y deforestando bosques; además de vulnerar derechos de pueblos indígenas.
Alto índice de mercurio
Hasta 2019 se han importado aproximadamente 250 mil kilos de mercurio, sobrepasando la cantidad de oro extraída por medio de este mineral y convirtiendo a Bolivia en el segundo país importador de mercurio a nivel mundial, de acuerdo a un estudio realizado por la Organización de Naciones Unidas, en 2018. Informe al que se refiere el director del Centro de Documentación e Información Bolivia – Cedib, Óscar Campanini, quien resalta que el metal usado para el rescate de oro proviene de México, principal país exportador de mercurio a Latinoamérica.
Campanini explica que, por la cantidad que se adquiere anualmente de este metal pesado, existe la posibilidad de que el excedente de mercurio termine en la explotación de oro ilegal o la exportación ilegal de mercurio desde Bolivia hacia otros países.
Un estudio realizado por la WCS (2018) señala que únicamente un 14% de las cooperativas auríferas en el país cuentan con una licencia ambiental, lo que genera una baja gestión ambiental para la mitigación y el control de impactos negativos mineros, como la contaminación de cuerpos de agua por descargas minero metalúrgicas sin un tratamiento previo.
Implementar buenas prácticas mineras
Para obtener resultados positivos en cuanto a la reducción de impactos ambientales, ocasionados por la actividad minera se propuso el proyecto: “Fortalecimiento de Capacidades para la Reducción del Impacto de la Minería en Áreas Protegidas Vinculadas al Bosque de Polylepis sp de Madidi y Apolobamba y los Yungas Inferiores de Pilón Lajas, Bolivia”, con el respaldo de la WCS, CEPF, Parque Nacional Madidi, Servicio Nacional de Áreas Protegidas y el Programa de Monitoreo Integral del Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba – Pilón Lajas, de julio a diciembre de 2018.
El proyecto se desarrolló en cinco acciones específicas para la generación de mejores prácticas dentro de la cooperativa minera piloto Águilas de Oro, en Apolobamba. Entre las actividades que se realizaron están: el establecimiento legal de la cooperativa, bajo las normas vigentes en Bolivia; la gestión y el uso responsable del mercurio para lograr cero emisiones al medioambiente y su posterior recuperación y reutilización; la reducción de impactos ambientales y acciones que anticipen y controlen los riesgos de seguridad y salud en el trabajo de explotación aurífera; la promoción de una mayor inclusión social, en cuanto a edades y sexo, para generar un sentido de pertenencia en la cooperativa. Y, por último, garantías de autenticidad del oro producido para demostrar que se venden productos certificados, cumpliendo criterios de oro responsable Fairmined.
Reutilización del mercurio en cooperativas piloto
Se puede obtener oro de forma responsable siguiendo el modelo de minería verde implementada en las cooperativas mineras piloto Rayo Rojo y Águilas de oro, que consiste en utilizar un circuito cerrado de recuperación de oro, a través de la adecuación de un trapiche “chileno” (especie de molino) que tritura y amalgama el mineral al mismo tiempo, utilizando una mezcla de detergente y mercurio.
Una vez obtenida la amalgama se la lleva al área de quemado a través de una retorta (vasija), para destilar el mercurio por un lado y quemar la amalgama obtenida para su acopio en piscinas de sedimentación y su proceso de recuperación oro fino. Mientras que el mercurio destilado pasa a ser activado para su reutilización.
¿Cómo activar el mercurio? La minería artesanal pierde entre 5 y 10 kilos de mercurio para recuperar un kilo de oro. Cuando se realiza el reciclado de mercurio éste pierde su fuerza de amalgamación en cada circuito. Por eso se recurre a su activación por medio del uso de cloruro de sodio y agua (electrodiálisis). Este proceso además logra la reducción de las emisiones de este metal tóxico al medioambiente y a su vez permite la gestión de residuos mineros metalúrgicos para evitar la contaminación de ríos y lagos circundantes al Programa de Monitoreo Integral del Área Natural de Manejo Integrado Cotapata.
A partir de estas experiencias piloto se continuaron realizando más pruebas en el marco del Plan de Mejoramiento Continuo Piloto Cooperativa Minera Rayo Rojo Área Protegida PN AMNMI Cotapata y en el Área Protegida ANMIN Apolobamba realizado por la WCS (2018- 2019).
El objetivo de este trabajo es que el precio para recuperar metales no sea tan alto para el medioambiente.
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Página Siete publica a los ganadores del Premio Ganador del Premio Conservación Internacional Nueva Generación.
Son tres los trabajos periodísticos que serán parte de las ediciones. Estas notas fueron escritas por universitarios de Comunicación Social.
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