En un mundo donde las calificaciones crediticias marcan la pauta de la economía global, Moody’s está observando de cerca el panorama de Colombia. Actualmente, el país sudamericano mantiene una calificación Baa2 con perspectiva estable, colocándose en la misma categoría que naciones como México, Hungría, Filipinas e Indonesia. Sin embargo, las sombras de un posible cambio a la baja en esta evaluación se ciernen sobre el horizonte, según señaló Renzo Merino, vicepresidente senior de Moody’s.
Durante un destacado panel en Bogotá, Merino expresó su preocupación por el contexto macroeconómico actual que podría abrir la puerta a un viraje en la perspectiva estable de Colombia. Con proyecciones de desaceleración económica en los próximos años y presiones fiscales persistentes, el panorama no luce tan prometedor como se esperaba. La inflación en la región sigue siendo un desafío, impactando tanto en el consumo como en la inversión, lo que complica aún más el panorama para el país.
La carga de intereses en relación con los ingresos del Gobierno ha experimentado un preocupante deterioro, ubicando a Colombia en una posición desfavorable en comparación con sus pares regionales. Además, el reciente aumento del déficit fiscal previsto para este año, alcanzando el 5,3% del Producto Interno Bruto (PIB), ha generado inquietud en los mercados y ha obligado al Gobierno a implementar medidas de ajuste que suman billones de pesos. Ante este escenario, la estabilidad económica de Colombia se ve desafiada, y el veredicto final de Moody’s podría tener repercusiones significativas en la perspectiva futura de la nación.