Las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostican que la demanda mundial de energía aumentará entre un 25% y un 30% para 2040 lo que agravaría más el cambio climático. Por ello, la ruta establecida en la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo permitirá reducir un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero a 2050 con respecto a 1990. Y para conseguirlo, un elemento como el hidrógeno, que da lugar al hidrógeno verde, es una de las claves ya que es responsable de más de 2% del total de emisiones globales de CO2.
¿Cómo se obtiene?
El hidrógeno es el elemento químico más abundante en la naturaleza. El hidrógeno verde se produce utilizando energía renovable y electrólisis para dividir el agua y es distinto del hidrógeno negro, que se produce a partir del metano y libera gases de efecto invernadero a la atmósfera, y del hidrógeno azul, que captura esas emisiones y las almacena bajo tierra.
Esta tecnología se basa en la generación de hidrógeno mediante un proceso químico conocido como electrólisis, un método que utiliza una corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua. Si esta electricidad se obtiene de fuentes renovables se produce energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera.
Como señala la IEA, este método de obtención de hidrógeno verde permitiría ahorrar los 830 millones de toneladas de CO2que se emiten anualmente cuando este gas se produce a partir de combustibles fósiles.
Entre otras ventajas, el hidrógeno verde no emite gases contaminantes ni durante la combustión ni durante la producción, es fácil de almacenar, lo que permite su posterior uso para otros fines y en momentos distintos a los posteriores a su producción y puede transformarse en electricidad o gas sintético y utilizarse para fines domésticos, comerciales, industriales o de movilidad.
Sin embargo, la energía de fuentes renovables, que son clave para generar hidrógeno verde a través de la electrólisis, es más costosa de generar, lo que a su vez hace que el hidrógeno sea más caro de obtener. Además, es un elemento altamente volátil e inflamable y, por lo tanto, se requieren amplias medidas de seguridad.
Uno de los problemas de esta tecnología es su elevado coste de producción, pero si éste cae un 50% para el 2030, tal y como prevé el Consejo Mundial del Hidrógeno, se convierte uno de los combustibles del futuro.
De los 72.000 millones que se movilizarán por España a través del plan de Recuperación, Resiliencia y Transformación de la Unión Europea en el periodo 2021-2023, una partida de más de 1.500 millones de euros tendrá por destino el impulso de esta tecnología. La Hoja de Ruta del Hidrógeno lanzada por el Ministerio de Transición Ecológica tiene como objetivo permitir que el hidrógeno verde juegue un papel ante los retos de la transición ecológica y sea un motor para la reactivación económica, siendo además capaz de descarbonizar sectores donde es más complicada la electrificación, como la industria o los transportes pesados o marítimo.
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