Cumplir las metas del Acuerdo de París cuadruplicará de aquí a 2040 la demanda de minerales como el litio o el cobalto, usados en paneles solares, turbinas eólicas y las baterías de ion-litio de los coches eléctricos.
La advertencia a los directivos de la industria del automóvil lanzada por Ivan Glasenberg, director ejecutivo de la multinacional suiza Glencore, de que sus compañías pueden quedar rezagadas en la carrera por el acceso a materiales esenciales para las baterías de ion-litio –cobalto y carbonato de litio– es una señal más de que la transición tecnológica “verde” se librará en gran parte en un terreno conocido: los países productores de materias primas.
A medida que la industria energética se aleja de los combustibles fósiles, otros minerales toman el relevo. Un estudio de 2018 de la Revista de Economía Industrial estimó que mudar a eléctrico el 100% del parque automotor global exigirá aumentar la extracción de litio un 2.511%, 1.928% la de cobalto, 264% la de grafito, 118% la de níquel, 100% las de tierras raras, 135% la de manganeso y 35% la de cobre. En el último año, el precio del cobalto ha subido alrededor de un 178% y el del litio, un 228%, según el Benchmark Mineral Intelligence.
Su densidad eléctrica y capacidad para almacenar el calor ha convertido al litio en el “oro blanco” del siglo XXI, como si los mercados vieran en él una sustancia alquímica contra el cambio climático. La mayor parte del litio en bruto procede hoy de Suramérica y se procesa en China y otros países asiáticos, donde también se fabrica la mayor parte de las baterías de ion-litio.
República Democrática del Congo (RDC) representa el 60% de la producción mundial de cobalto (130.000 toneladas). Los salares del altiplano de Chile, Bolivia y Argentina –donde ya operan empresas mineras de Alemania, China, Estados Unidos, Holanda, Japón, Reino Unido y Rusia– suman el 85% de la de litio.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que cumplir las metas del Acuerdo de París cuadruplicará de aquí a 2040 la demanda de los minerales que usan paneles solares, turbinas eólicas y baterías ion-litio. A escala global, en 2020 las ventas de vehículos eléctricos aumentaron un 41%, hasta los tres millones de unidades. En el lapso hasta 2040, la demanda de litio aumentará 40 veces. Según Bloomberg, en el primer trimestre empresas mineras que explotan litio recaudaron en Wall Street 3.500 millones de dólares, siete veces más que en los 36 meses anteriores. Si el precio del litio y el níquel se duplica, las baterías costarán un 6% más.
Un futuro eléctrico… ¿y contaminante?
El proceso es irreversible. General Motors prevé que en los próximos 15 años dejará de fabricar motores de combustión. Volkswagen está construyendo en China una megaplanta eléctrica. Gracias a un programa estatal, China ya tiene 800.000 estaciones públicas de recarga, dos veces más que el resto del mundo junto. En su salida a bolsa, Xpeng Motors recaudó 5.000 millones de dólares, que invertirá en I+D y plantas de montaje automatizadas.
A Xpeng se suman IM Motors Nio, Geely, propietaria de Volvo, y Evergrande, que ya vale en bolsa tanto como General Motors. LMC Automotive prevé que en 2028 China fabricará unos ocho millones de coches eléctricos, frente al millón de 2020; la Unión Europea, 5,7, y EEUU, 1,4. En el primer trimestre de 2021, Mercedes vendió 43.000 híbridos y 16.000 eléctricos, el 10% de sus ventas globales, frente al 7,4% de 2019.
Glasenberg advierte que Pekín puede prohibir la exportación de baterías. China procesa el 80% de los materiales necesarios para las baterías ion-litio y también domina la producción de ánodos y cátodos. Consciente de la vulnerabilidad de sus cadenas de suministro, Pekín ha firmado acuerdos con el gobierno de Kinshasa que le aseguran el cobalto. Compañías chinas controlan el 40% de la producción congoleña y están invirtiendo en minas. Glencore es la única minera occidental que opera en RDC. Glasenberg recuerda que Henry Ford compró minas y vastas extensiones en la Amazonía brasileña para asegurarse suministros de caucho y mineral de hierro.
«China procesa el 80% de los materiales necesarios para las baterías ion-litio y también domina la producción de ánodos y cátodos»
El escenario del litio es más complejo. Según el US Geological Survey, Bolivia tiene el 30% de las reservas. El resto está distribuido entre Australia y América del Norte. La reciente fusión de las australianas Orocobre y Galaxy Resources creará el quinto mayor productor mundial, con explotaciones dispersas entre Australia, Canadá y Argentina.
Tesla tiene derechos para extraer litio en Nevada. Elon Musk quiere reducir a la mitad el precio de las baterías para vender coches por 25.000 dólares y llegar a los 20 millones de vehículos en 2030. Según Citigroup, solo para suministrar a Tesla, la industria del litio tendría que crecer más de ocho veces.
El problema del litio no es descubrirlo o extraerlo, sino procesarlo de modo sostenible, lo que no es nada fácil, sobre todo en minas de tajo abierto. La de Silver Peak en Nevada, la mayor de EEUU, se comenzó a explotar en los años sesenta. Actualmente produce 5.000 toneladas al año, menos del 2% del total mundial.
En The Wall Street Journal, Walter Russel Mead afirma que los ecologistas sobreestiman las ventajas ecológicas de la transición energética. Las energías renovables no cambian el clima ni la acidez de los océanos, pero no por ello dejan de contaminar. La explotación del litio, cobalto y níquel es intensiva en el uso de agua y disolventes tóxicos.
«Las energías renovables no cambian el clima ni la acidez de los océanos, pero no por ello dejan de contaminar; la explotación del litio, cobalto y níquel es intensiva en el uso de agua y disolventes tóxicos»
La administración de Joe Biden ha anunciado que no va a conceder más permisos para explotar petróleo y minerales en territorios federales, pero las mineras tienen licencias vigentes para varias décadas más. Sus directivos han pedido a la Casa Blanca que el programa de infraestructuras incluya una partida de 10.000 millones de dólares para explotar litio por razones de seguridad nacional.
La sostenibilidad no sale nunca gratis. El proyecto Lithium Americas, que quiere producir en el desierto de Nevada 100.000 toneladas anuales de litio en 2025 (20 veces más que hoy), se enfrenta a la oposición de pueblos nativos, granjeros y ecologistas. La mina consumirá miles de millones de litros de agua subterránea, contaminará acuíferos y producirá montañas de residuos tóxicos.
Según estimaciones de Lithium Americas que cita The New York Times, la mina consumirá 12.200 litros de agua por segundo para producir 66.000 toneladas de carbonato de litio al año. El proyecto ha ofrecido sueldos de hasta 62.000 dólares anuales a miembros de las tribus paiute y shoshone de la reserva de Fort McDermitt para vencer sus resistencias.
Agua y litio en el Altiplano andino
El litio está transformando los ecosistemas del Altiplano andino. Argentina, Bolivia y Chile se encuentran ante la misma disyuntiva: aprovechar la fiebre del “oro blanco” para crear valor agregado e industrializarse sin crear nuevos conflictos medioambientales, lo que nunca ha sido fácil. Según Horacio Machado Aráoz, del Instituto de Investigación de Ecología Política del Sur, definir el valor del agua respecto al litio es decidir “qué vidas valen más que otras”.
BMW ha firmado un contrato de 334 millones de dólares con la minera Livent, con sede en Filadelfia, para que le provea el litio que explota desde 1997 en el Salar del Hombre Muerto, al noreste de Argentina. Según el secretario argentino de Minería, Alberto Hensel, BMW eligió a Livent después de que estudios ambientales de las universidades de Anchorage y Amherst concluyeran que la empresa emitirá un 25% menos de gases que las explotaciones tradicionales y no empleará químicos nocivos.
Livent consume cada día 7.400 metros cúbicos de agua, unos 5.100 litros por segundo, en una zona árida y en la que el régimen pluviométrico oscila entre 20 y 200 mm anuales. Meandros, lagos y acuíferos de aguas fósiles sostienen comunidades agrícolas y pastoriles. Livent, antes Minera del Altiplano, extrae 20.000 toneladas anuales de sales de litio que exporta a EEUU y China.
«La minera Livent consume cada día 7.400 metros cúbicos de agua en una zona árida del noreste argentino de cuyas aguas dependen comunidades agrícolas y pastoriles»
En 2012, el gobierno provincial de Catamarca reclamó a la minera por facturas impagadas del canon de agua. Desde 1997, la minera no lo pagaba (0,01 centavos de dólar por cada 1.000 litros). En 2015, Livent acordó invertir parte de la deuda en obras de infraestructuras. En 2017, anunció que invertiría 300 millones de dólares para duplicar su producción. Las autoridades le permitieron instalar nuevas plantas de bombeo y trazar un acueducto de 32 kilómetros desde Río Los Patos.
Los pobladores locales, que ya han visto desparecer el río Trapiche por el desvío de aguas, paralizaron las obras bloqueando carreteras. Ahora exigen una consulta previa según el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que Argentina ha firmado. Livent consume 135 metros cúbicos de agua por cada tonelada de litio que exporta, unos 2.701.000 metros cúbicos de agua. Si se alcanzan las 60.000 toneladas anuales, el drenaje hídrico se triplicará. La Comunidad Indígena Atacameña del Altiplano advierte que si se sigue avanzando sobre sus territorios ancestrales, los conflictos se perpetuarán.
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