El oro, ese metal precioso que siempre atrae la atención de inversores y analistas, se encuentra en el umbral de completar su mejor trimestre en más de ocho años, a pesar de una ligera caída del 0,1% hasta alcanzar los 2.666,50 dólares la onza. Este fenómeno ha sido impulsado por un reciente recorte de tasas por parte de la Reserva Federal, que ha llevado a un rally significativo, posicionando al oro para alcanzar su cotización más alta desde 2016. Mientras los mercados se preparan para un informe de inflación pivotal, la demanda por este activo refugio sigue mostrando signos de fuerza.
A lo largo del año, el oro ha escalado un impresionante 29%, alcanzando sucesivos máximos tras el recorte de medio punto porcentual de la Reserva Federal y el anuncio de medidas de estímulo por parte de China. Esta combinación ha despertado el interés de los inversores, aunque algunos analistas, como Ole Hansen de Saxo Bank, sugieren que el mercado puede haber absorbido ya todas las buenas noticias, lo que genera cierta indecisión entre los nuevos compradores que buscan involucrarse a estos niveles récord.
En paralelo, la plata, que tradicionalmente sigue los movimientos del oro, ha experimentado un aumento en sus precios, alcanzando un nivel máximo no visto desde 2012. Sin embargo, Soni Kumari, estratega de materias primas de ANZ, advierte que el impulso de la plata podría desvanecerse si no se observan mejoras significativas en los resultados económicos, particularmente en China y otros mercados desarrollados. Actualmente, la plata también se dirige hacia su tercera semana consecutiva de ganancias, reflejando una creciente demanda industrial.
A medida que los inversores buscan refugio en bienes tangibles durante períodos de incertidumbre, tanto el oro como la plata se establecen como opciones atractivas, aunque los movimientos del mercado muestran que cada uno responde de manera diferente a la dinámica económica. Mientras el platino también muestra signos de fortaleza, el paladio enfrenta una ligera caída. En este entorno de volatilidad, el oro parece dar una lección sobre cómo la mezcla de políticas monetarias y anticipaciones económicas puede influir en los precios de los metales preciosos de manera dramática.