La Cámara Argentina de Empresarios Mineros destaca el aumento paulatino de las exportaciones anuales del sector. De acuerdo con su titular, Franco Mignacco, aunque la actividad todavía está lejos de aprovechar al máximo su potencial, viene experimentando un crecimiento gradual y sostenido.
Mientras que la minería chilena registra exportaciones por entre 80.000 y 90.000 millones de dólares anuales, de este lado de la Cordillera de Los Andes las ventas al exterior del sector se sitúan en u$s 3.300 millones. Según los cálculos de Franco Mignacco, para este año esa cifra rondará los u$s 3.800 ó u$s 4.000 millones. “La industria está experimentando un crecimiento sostenido, buscando su punto de eclosión. Pero todavía hay mucho camino por recorrer”, admite el presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), quien también preside Minera Exar.
Por el momento, indica, sólo hay 13 proyectos en explotación en el país. “Tenemos más de 30 con recursos identificados y más de 250 prospectos, lo que da cuenta de nuestro gran potencial”, expresa.
Con la ayuda que implica el incremento de los precios internacionales de los commodities, anticipa, el objetivo es triplicar las exportaciones para superar los u$s 10.000 millones en 2030. “Así, el segmento pasaría de ser el sexto complejo exportador a estar entre los primeros”, sostiene.
Una buena noticia, acota, pasa por el regreso y el desembarco de compañías líderes a nivel mundial que apuestan por la minería local, tales como Rio Tinto, BHP, Barrick y Newmont, entre otras. “Debe destacarse, además, el ingreso de nuevos jugadores de peso”, añade.
Desde su óptica, la Argentina cuenta con dos grandes drivers para consolidar la expansión de la actividad: el cobre y el litio. “En el primer rubro sobresale Josemaría, que es la iniciativa más avanzada, pero no hay que omitir la importancia de Pachón, Los Azules, Taca Taca y Mara, que significarán un impacto positivo para nuestras arcas. En cuanto al litio, cuyo impulso se enmarca en la transición energética y el camino hacia la electromovilidad, ya hay emprendimientos lanzados, en construcción y en expansión en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca. Asimismo, se esperan inversiones por más de u$s 5.000 millones”, precisa.
¿Cuánto carbonato de litio podría producir el país en los próximos años?, preguntamos a Mignacco.
A la duplicación de las capacidades productivas de Minera Fénix en Catamarca y Olaroz en Jujuy, se le sumarán Cauchari-Olaroz, que arrancará a fin de año, y varios proyectos que ya han finalizado su construcción, como Sal de Oro, Sal de Vida, Mariana, Tres Quebradas y Centenario-Ratones. De ese modo, para fines de 2024 o principios de 2025 el país podría alcanzar las 120.000 toneladas (Tn) anuales y convertirse en el tercer productor de carbonato de litio a escala global (hoy somos el cuarto). En el plano regional, hemos podido aprovechar la oportunidad de avanzar mucho en términos de exploración y prospección, sin restricciones vinculadas con declaraciones de ‘recurso estratégico’ ni nacionalizaciones.
¿Qué necesita para crecer una industria de capital intensivo como la minera?
Es fundamental la definición de reglas claras para favorecer la inversión, sin omitir el esfuerzo mancomunado de los sectores público y privado, en el marco de una agenda económica y socioambiental. En el caso del litio, en particular, hay que decir que hoy no es un commodity que tenga una cotización internacional, sino que depende de un mercado muy chico y atomizado, en el que unos pocos jugadores manejan el 80% de la producción. Adicionalmente, se observa una gran diversidad en los tipos de productos de litio en función de su calidad y de los requerimientos de industrias como la automotriz (grado batería, grado técnico y grado industrial), lo que complejiza aún más el negocio. Más allá de todo esto, debe hacerse hincapié, esencialmente, en la claridad de las reglas para dotar a la Argentina de las condiciones adecuadas en pos del desarrollo sectorial.
Se habla mucho de la fabricación de baterías de litio en el país, ¿cuán viable es esa idea?
La Argentina está iniciando un proceso de posicionamiento para situarse entre los grandes players y producir carbonato de litio grado batería o industrial, lo que implica un enorme agregado de valor y muchos insumos locales. Quienes tienen la posibilidad de visitar los proyectos en marcha pueden comprobar que son plantas químicas muy complejas. Primeramente hay que consolidarnos como productores en el escenario mundial. A mediano o largo plazo podríamos fabricar algunos componentes del encadenamiento productivo hacia las baterías. Además de precisar grandes desarrollos tecnológicos, estos productos requieren otros minerales como el cobalto, el grafeno o el manganeso. Por otro lado, los principales centros de consumo están determinados por las grandes potencias del planeta (Asia, Europa y Estados Unidos), lo que tornará necesario trascender el mercado regional. Se trata de un largo proceso, por lo que hay que tener los pies sobre la tierra.
¿Qué hace falta para que no se frene el crecimiento de este negocio?
Hay un fuerte interés de los inversores por ampliar sus capacidades productivas y desarrollar nuevos yacimientos en el país. Se estima que la demanda internacional de litio se expandirá entre tres y seis veces en los próximos años. En tanto, la oferta no está creciendo al mismo ritmo, ya que la escalabilidad de los proyectos de salmueras demanda un tiempo prolongado. En este escenario, hace falta respetar la Ley de Inversiones Mineras (24.196) que establece la estabilidad fiscal y cambiaria, además del reintegro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en las etapas de exploración, construcción, producción y exportaciones. En definitiva, los emprendimientos a 30 ó 40 años requieren señales claras y seguridad jurídica sostenida.
¿Qué le aporta al sector minero el Decreto 234 de fomento a las exportaciones?
Es un decreto destinado a grandes proyectos de inversión (no solamente mineros), que para nuestro sector contempla algunos beneficios en la etapa de operación, tales como la libre disponibilidad de un porcentaje de las divisas generadas por exportaciones para afrontar costos de financiamiento. Estamos trabajando en este tema con la Secretaría de Minería y el Ministerio de Economía para hacerlo más atractivo e incluir no sólo a las nuevas inversiones de cobre y litio, sino también a los emprendimientos de oro y plata que pueden extender su vida útil. Ya hay una empresa de litio en Catamarca que está utilizando este instrumento. Veremos cómo se desenvuelve en el tiempo.
¿Tiene sentido el esquema de adhesión voluntaria a las retenciones en el negocio del cobre?
Al tratarse de un régimen opcional, ahora cada proyecto define si adopta retenciones móviles o fijas. Pero cambiar las reglas de juego no contribuye demasiado con la seguridad jurídica del rubro. Hoy el país no exporta cobre y es sabido que hará falta una gran cantidad de iniciativas para satisfacer la demanda mundial de este insumo clave para la generación de energías renovables y la producción de automóviles eléctricos. En esa dirección, hay que ayudar a que los proyectos en carpeta se plasmen.
¿Qué peso tiene la minería para las economías regionales?
La actividad minera es sumamente federal, ya que llega a casi todos los rincones del país, no sólo por la producción de minerales de primera categoría, sino también por los de segunda y tercera. Su efecto multiplicador y de ampliación de las matrices productivas para las provincias del norte será similar al que aporta la industria de Oil & Gas para las del sur. De la mano del cobre, el litio y el oro, la Argentina podría conseguir más de u$s 20.000 millones en inversiones durante los próximos 10 ó 15 años. Esta industria, que es una de las pocas con balanza comercial positiva, genera recursos anti-cíclicos para paliar situaciones coyunturales adversas. No podemos desaprovechar las oportunidades que nos ofrece la minería sustentable y sostenible que queremos.
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