Uno de los grandes triunfadores de los mercados en 2021 son las materias primas, el enorme rally que ha experimentado, con el consecuente despegue de la inflación, ha generado importantes movimientos en la comunidad inversora y ha puesto en el foco a muchos países emergentes, productores de este tipo de recursos.
Como consecuencia las mineras están aprovechando el tirón y están sacando una buena tajada de la bolsa cuajando rentabilidades que no veían desde hace tiempo. El contexto es el que es, y las commodities se están situando como un catalizador imparable desde que empezase a florecer la recuperación tras la pandemia.
El Bloomberg Spot Commodity Index, un amplio índice de materias primas, ha subido un 72% desde marzo de 2020, situándose en su nivel más alto desde 2011. ¿Qué probabilidad hay de que los precios de las materias primas sigan subiendo?
“Hay buenas razones para creer que este podría ser el comienzo de un nuevo superciclo de materias primas (…) Lo más importante es que la inversión en nueva oferta ha sido limitada durante la última década, ya que los bajos precios han disuadido a los productores de emprender nuevos proyectos”, apunta Kristjan Mee, estratega y analista de Schroders.
Al mismo tiempo el experto explica que es probable que la demanda de materias primas, especialmente las asociadas a la transición energética mundial, aumente sustancialmente durante la próxima década. Dado este desajuste entre la oferta y la demanda, los precios podrían tener que aumentar para que la oferta y la demanda alcancen el equilibrio.
“El encarecimiento de las materias primas es crucial para muchos países de mercados emergentes que han tenido dificultades en la última década, especialmente en América Latina”, añade Mee.
Este escenario ha provocado efectos colaterales tremendamente positivos para las mineras, que se han aprovechado de los vientos de cola que han abundado en el mercado de las materias primas.
“De hecho, el alto nivel de distribución de dividendos y de recompra de acciones dentro del sector minero refleja el margen de maniobra que tienen los responsables financieros para alcanzar los objetivos empresariales, y muestra su confianza en el mantenimiento de los altos precios de los metales”, opina Tommy Träsk, analista del equipo de calificaciones corporativas de Scope.
Las cuatro mineras más importantes del mundo -BHP, Glencore, Rio Tinto y Anglo American- generaron más de un 50% más de beneficios en el primer semestre de 2021 que en todo el año 2020 y han anunciado un reparto para 2021 de más de dos veces los beneficios del año anterior.
Rio Tinto comenzó anunciando un dividendo especial de 3.000 millones de dólares, con lo que el pago total de dividendos en 2021 ascenderá a 15.500 millones de dólares.
Mientras, Anglo American anunció posteriormente un dividendo especial de 1.000 millones de dólares y una recompra de acciones de 1.000 millones de dólares, con lo que el total de los repartos de 2021 asciende a 5.000 millones de dólares.
Por su parte, Glencore ha anunciado 1.200 millones de dólares de dividendos adicionales y recompras de acciones, lo que eleva el total de distribuciones para 2021 a 2.800 millones de dólares; mientras que BHP ha anunciado un dividendo adicional de 4.600 millones de dólares, lo que eleva su pago para 2021 a 15.200 millones de dólares.
“Es probable que el rally de los precios continúe en 2022, e incluso más tiempo para los metales básicos, los cuales se benefician de la transición energética”, dice Träsk. “De este modo, es factible que los dividendos extraordinarios y las recompras de acciones se prolonguen hasta el año que viene en el caso de las grandes mineras”, agrega.
Sin embargo, el experto apunta que es posible que el fuerte repunte de los precios del acero finalice antes, debido a que la producción mundial de acero ha aumentado notablemente desde el tercer trimestre de 2020, con una producción actual muy superior a los niveles anteriores a la pandemia.
“Scope mantiene una perspectiva positiva sobre el sector, que refleja el aumento del margen de maniobra hacia los objetivos de la política financiera, el fortalecimiento de los perfiles de liquidez y la mejora de las perspectivas de crecimiento”, termina Träsk.
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