Argentina cuenta con casi el 9 por ciento de las reservas globales de litio. Si bien puede llegar a generar ganancias astronómicas, también puede traer aparejadas consecuencias ambientales y sociales.
A un día de la presentación del proyecto de movilidad sustentable por parte del Presidente de Argentina Alberto Fernández y su ministro de Desarrollo Productivo , Matías Kulfas, el Gobierno tiene en la mira la explotación de sus reservas de litio, clave para el desarrollo de baterías para el mercado de autos eléctricos, en auge para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
En este sentido, el Ejecutivo busca conformar una «YPF del siglo XXI», una empresa pública con la idea de que regule una actividad inexplorada y que podría derivar en especulaciones. Sin embargo, la industria del litio también conlleva conflictos sociales y ambientales.
Actualmente, están en funcionamiento dos proyectos que producen litio para la exportación en Argentina. La empresa Livent, asociada a BMW, que tiene una capacidad de 20 mil toneladas al año, funciona en el Salar del Hombre Muerto, Catamarca. Según datos de la empresa norteamericana, planea duplicar su producción a partir de una inversión de 640 millones de dólares.
El segundo proyecto está a cargo de la empresa australiana Orcobre, asociada a Toyota. Funciona en el Salar de Olaroz, Jujuy y produce unas 17.500 toneladas de litio equivalentes por año.
El agua dulce, insumo fundamental para la extracción del litio
Según estudios a los que accedió AIM, para llegar hasta la salmuera (agua saturada de sal) que contiene el mineral que alimenta nuestros celulares y autos eléctricos, se tiene que perforar profundamente en el salar. Luego, el agua salada se bombea a unas piletas gigantes para que se evapore durante meses, resultando en una solución rica en litio.
El agua dulce se usa para producir y extraer carbonato de litio, el polvo que luego se exporta al extranjero. Para producir una tonelada de carbonato de litio -dependiendo de la instalación- se evapora aproximadamente medio millón de litros de salmuera y se usan 30.000 litros de agua dulce.
En comunidades de extrema aridez como las de Catamarca y Jujuy, en donde están instaladas estas empresas, el agua es un recurso crítico. La poca agua dulce que existe está en pozos subterráneos y es indispensable para la vida comunitaria y la biodiversidad del lugar.
Federico Nacif, especialista en litio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), sostiene que “lo primero que se debería regular es a los proyectos que actualmente están en marcha. Los planes para producir litio con una empresa estatal en todo caso pueden tener efecto dentro de ocho años”.
Junto a otros especialistas e investigadores, Nacif plantea que lo más importante es sacar al litio del ámbito de la ley de inversiones mineras y declararlo recurso estratégico. Como la Argentina es un país federal en donde las provincias tienen dominio originario sobre sus recursos, este tipo de legislación podría derivar en conflictos políticos con los y las gobernadoras.
A partir del anuncio del Presidente en la planta de Toyota, se espera que en el corto plazo el Gobierno envíe al Congreso el proyecto de ley para impulsar la electromovilidad. Con ello, se buscaría incentivar la industrialización del litio así como la fabricación de vehículos eléctricos con componentes nacionales y el mercado de venta de estos nuevos modelos.
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