Las semanas de protestas sociales en Chile han tenido un impacto limitado en la minería del mayor productor mundial de cobre, aunque la industria vigila la situación de cerca ya que podría ser afectada por huelgas y bloqueos si la crisis continúa.
Luego de simbólicas y breves paralizaciones durante los primeros días del conflicto, las minas de cobre ubicadas mayormente en extensos terrenos alejados de centros poblados han recuperado cierta normalidad.
“Estamos tranquilos ahora, pero no sabemos si nos va a durar”, dijo el jefe de una importante minera privada.
Incluso, la federación de sindicatos de la estatal Codelco, mayor productor mundial de cobre, firmó un acuerdo con el gobierno para sumarse a un llamado de diálogo que busque respuestas a las demandas sociales.
Pero las protestas, aunque con menor intensidad, no han cesado y los anuncios de medidas por parte del presidente Sebastián Piñera no parecen satisfacer a los manifestantes.
“Si la crisis escala, de modo que vuelve a instalarse una demanda política de envergadura, intervienen agrupaciones sindicales mayores, se organizan huelgas generales (…) sin duda que habrá vulnerabilidades por el lado de los servicios que requiere la minería”, dijo Juan Carlos Guajardo, jefe de la consultora Plusmining.
Sindicatos mineros, juntos con otros sectores como los puertos, se reúnen y estudian un llamado a huelga en el país en apoyo el movimiento social, aunque hasta el momento no se ha concretado la amenaza.
Al momento, Antofagasta fue una de las más afectadas luego de que un incendio en una captación de agua en Los Pelambres golpeó la producción, a lo que también se sumaron bloqueos de vías de acceso. La firma admitió esta semana un impacto en su meta anual de 10.000 toneladas menos, reduciendo su rango proyectado a entre 750.000-770.000 toneladas en 2019.
Los precios del cobre han llegado a máximos de siete semanas apoyados principalmente por mejores expectativas comerciales sobre China, pero el mercado también ha subrayado los problemas de producción en Antofagasta.
Apoyo y privilegios
Caserones, controlada por Lumina Copper de capitales japoneses, todavía mantiene su operación con “personal mínimo” para la estabilidad de sus procesos, debido a alteraciones en el entorno del yacimiento.
En tanto, Los Bronces de Anglo American, muy cercana a la capital chilena, se vio alterada en los primeros días por cortes y bloqueos de caminos en la capital, lo que subsanó con planes de contingencia y no afectó su continuidad operacional, según explicó la firma.
Anglo sufrió además a inicios del conflicto un incendio en la entrada de su fundición Chagres, así como la quema de dos buses.
Para evitar los bloqueos de caminos, algunas faenas que cuentan con pequeños aeródromos han adoptado planes de contingencia intermitentes para personal y algunos insumos.
Pero para la calificadora Moody’s, los desafíos para la industria local son más bien estructurales con presión en sus costos como el agotamiento y caída de leyes de mineral, además de baja productividad. A esto se suman tópicos como la escasez de agua y las difíciles relaciones laborales .
Sin embargo, la presión laboral -incluyendo las múltiples negociaciones del próximo año- difieren de forma importante de las demandas de los manifestantes que han salido a las calles chilenas pidiendo pensiones dignas o mejor atención de salud.
De persistir la tensión, algunos se preguntan cómo reaccionarán los trabajadores mineros, que han sido históricamente también blanco de críticas debido a los altos salarios y bonos que perciben, que pueden fácilmente ascender a 10 veces el salario mínino.
“Por un lado (los mineros) son privilegiados pero por otro, no pueden dejar de lado a sus ‘compañeros’ en esta movida pues después se las pueden cobrar”, dijo una fuente de la industria, que prefirió el anonimato debido a la sensibilidad del tema.
Reuters