Las mineras peruanas están acelerando su producción con nuevas reglas de bioseguridad, mayores turnos laborales, periodos de aislamiento y pruebas masivas de coronavirus con la intención de llegar al 80% de su capacidad a fines de junio, dijeron representantes del sector.
El reinicio de la industria es clave para la economía del país, el segundo mayor productor mundial de cobre, luego de que las minas frenaron operaciones por una cuarentena. Pero los sindicatos han expresado preocupaciones por algunos cambios que han extendido los periodos de trabajo y han solicitado mayor esfuerzo en las medidas de protección.
Las minas son responsables del 60% de las exportaciones de Perú, cuya economía se hundió un histórico 40,5% en abril con un desplome en la producción de cobre, oro y zinc.
Al menos 41 grandes mineras locales han implementado protocolos sanitarios exigidos por el Gobierno y buscan llegar a su plena capacidad de producción en el tercer trimestre, dijeron varias fuentes de la industria, en busca de no perder terreno ante Chile, el mayor productor mundial de cobre, que mantuvo las operaciones durante la pandemia.
«Hacia fines de junio creo que ya deberíamos estar llegando al 80% de los niveles de producción que alcanzamos antes de la cuarentena», dijo a Reuters Pablo de la Flor, director ejecutivo de la privada Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía.
El ejecutivo afirmó que las mineras están realizado pruebas rápidas de descarte del virus a sus empleados antes de ingresar a las minas y ya suman 90.000 a la fecha, lo que ha permitido que entre 160.000 170.000 trabajadores de los 210.000 empleados del sector estén cumpliendo sus faenas.
«Algunos han salido positivo, pero aquí lo importante es que se identifiquen los casos antes de que los trabajadores lleguen a los campamentos. Esta es una capa adicional que no estaba contemplado en los protocolos (oficiales), que no estipulaban la obligatoriedad de estas pruebas», manifestó.
De la Flor agregó que la regla de distanciamiento de 1,5 metros en los centros mineros se habían convertido en un desafío y que era algo que están «tratando de resolver».
La preocupación en la industria se había centrado en Antamina, controlada por BHP y Glencore, que en abril reportó 210 contagios del virus, convirtiéndola en la más afectada en el país y en uno de los peores brotes mineros en todo el mundo.
«Lo de Antamina debió ser un récord mundial», dijo el ex viceministro de gestión ambiental en el Ministerio de Ambiente, José de Echave, quien labora ahora en la ONG local CooperAcción. «Por eso hay un recelo respecto a los protocolos mineros».
VULNERABLES
Los propios mineros han expresado su preocupación por el reinicio con protestas en algunas minas pidiendo mejor protección sanitaria, afirmó el líder de la Federación Nacional de Trabajadores Mineros y Siderúrgicos de Perú, Jorge Juárez.
El dirigente dijo a Reuters que algunas empresas están imponiendo turnos de 42 días con 21 días de descanso, contra los deseos sindicales, y que la federación ha pedido al Gobierno más control para garantizar la seguridad de los trabajadores.
Juárez cuestionó además las pruebas de descarte que se realizan a los trabajadores. «No son confiables, solicitamos pruebas moleculares que son más precisas en el diagnostico», señaló, antes de agregar que hay 821 casos confirmados en el sector y que los mineros solamente piden «la garantía de poder trabajar de un entorno seguro».
Las empresas aseguran que están tomando precauciones.
Antamina ha informado un «nuevo comienzo» con un rediseño de sus operaciones y cambios en bioseguridad, según un reciente aviso interno a los trabajadores y publicado en la web, en el que informó que los trabajadores que den negativos de COVID-19 permanecerán aislados en alojamiento antes de comenzar sus turnos laborales.
En las instalaciones «es obligatorio el uso de mascarilla y mantener una distancia física establecida en 2 metros y donde no sea posible, la distancia mínima será de 1.5 metros», acotó.
Otra de las firmas que ha relanzado la producción es Southern Copper, del Grupo México, que tuvo solo un trabajador contagiado antes de ingresar a sus faenas, sostuvo su vicepresidente de Finanzas, Raúl Jacob.
El ejecutivo dijo que cuando se anunció el brote del virus en Perú los campamentos de sus minas Toquepala y Cuajone fueron confinados, por lo que se «controló» el avance de la enfermedad.
«Tenemos protocolos rigurosos de distanciamiento en los vehículos de transporte, comedores. Además se ha retirado a toda persona que podría ser vulnerable por edad o enfermedad», señaló Jacob. «La capacidad de operación esta hoy en día por encima del 90%», precisó en una conferencia virtual a inicios de junio.
Southern Copper fue la única firma local cuya producción creció en abril (4,5% interanual), mes en que la producción de cobre en el país se desplomó un 33,4%, según datos oficiales.
SEÑALES DE CAMBIO
Perú tiene más de 240.000 casos confirmados de coronavirus, el segundo más alto en América Latina después de Brasil, y el séptimo a nivel mundial, según un recuento de Reuters.
El país andino fue uno de las primeros en la región en imponer una cuarentena en marzo para frenar la pandemia y la extendió hasta el 30 de junio, pero ha permitido el reinicio de varias actividades productivas clave para reactivar la economía.
Pero no solo la gran minería ha encendido motores, sino que el Gobierno incluyó hace dos semanas a la mediana y pequeña minería y a las labores de exploración de metales en la segunda fase de reactivación de la economía local.
Entre otras minas importantes en plena marcha figura las de cobre Las Bambas, operada por MMG de propiedad de China Minmetals Corp; y Toromocho controlada por Aluminum Corp of China, dijeron fuentes del sector.
Nexa Resources, que opera también en Brasil, dijo en un comunicado este mes que ya estaba operando sus principales minas polimetálicas y su refinería cerca de su capacidad total.
Víctor Gobitz, gerente general de la productora de metales preciosos Buenaventura, dijo que la duración de los turnos se había duplicado a 28 días con 14 días de descanso. Y en algunos campamentos, los trabajadores ya viven con sus familias para reducir desplazamientos, manifestó.
«Se está organizando cuadrillas de 5 a 10 personas. Si se presenta la sospecha de un contagio, la célula se retira e ingresa otra», dijo Gobitz en una conferencia virtual con la prensa extranjera a fines de mayo.
Fuente: Reuters