Entre enero y agosto del 2020, se registraron 43.6 millones de hectáreas como zonas restringidas a la minería a nivel nacional, cifra que resulta 9.3% mayor con respecto a igual periodo del 2019, según un reporte del Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Con esa variación, ahora, un 34% de todo el territorio nacional está restringido para el desarrollo de la actividad minera, frente a un 31% que se contabilizaba hasta hace un año atrás.
Esta situación se presenta, además, en un contexto en que tanto la producción minera como las inversiones de las empresas del sector, sobre todo en exploración, hasta ahora no se recuperan del todo, luego de registrar su mayor caída a partir de marzo, debido a la pandemia de coronavirus.
El aumento de las áreas restringidas a la minería estaría vinculado a un incremento en las zonas declaradas por el Estado como ecosistemas frágiles, a juzgar por las cifras que reporta el Minem.
Ese sector indica que, a agosto de este año, se habían creado 123 ecosistemas frágiles (a cargo del Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp), los cuales se extienden sobre 4.6 millones de hectáreas, con lo cual estos ocupan hoy un 3.63% del territorio nacional.
Hace un año existían 87 ecosistemas frágiles sobre poco más de 1 millón de hectáreas (0.80% del territorio), es decir, ese tipo de zonas se ha incrementado en 41% en el lapso de 12 meses.
Otro factor que explica la disminución de los espacios permitidos a la minería es el incremento de las zonas arqueológicas, así como de los proyectos especiales hidráulicos, entre otras áreas de clasificación diversa (oleoductos, gasoductos, etcétera).
La mayor cantidad de territorio restringido a la minería lo comprenden las áreas naturales de uso indirecto, que abarcan 10.7 millones de hectáreas. A éstos se han añadido 6.9 millones de hectáreas de humedales de importancia internacional.