Presionadas por el gobierno de México para que eleven la producción antes de que se reanuden subastas de contratos de crudo y gas en el país, desde grandes firmas extranjeras hasta pequeños actores locales están buscando activamente hacer negocios con los bloques que ya tienen en sus manos.
Las negociaciones están creando un dinámico mercado secundario, que podría ser la única oportunidad de inversión que queda a las empresas de energía hasta que el presidente Andrés Manuel López Obrador desbloquee las rondas de contratos, diseñadas durante la reforma energética impulsada por su predecesor, que se llevaron a cabo por última vez en 2018.
Entre las empresas que venden participaciones están grandes productores extranjeros como la china CNOOC y la alemana Wintershall Dea. Empresas más pequeñas, como Hokchi Energy y Grupo Diavaz, también están tratando de compartir una parte de sus activos.
Para los vendedores, permitir que nuevos socios se involucren en sus proyectos es una forma de limitar los crecientes riesgos políticos y financieros, al tiempo que comparten los gastos de capital.
Para los compradores, el mercado secundario puede abrir una vía hacia un país con un enorme potencial petrolero, pese a que su competitividad esté menguando.
“Si yo quiero crecer y no hay rondas, la única opción que tengo es comprar participación en alguno de los contratos que ya existen”, dijo Benigna Leiss, exdirectora general de Chevron en México.
El año pasado se anunciaron varias negociaciones de alto perfil entre empresas como la italiana ENI, Qatar Petroleum, Royal Dutch Shell y Chevron.
El expresidente Enrique Peña Nieto otorgó más de 100 contratos entre 2015 y 2018 para explorar y producir petróleo y gas en México como parte de la reforma energética que promovió su Gobierno, que también abrió la puerta para que Pemex formara alianzas con otras empresas.
Pero el gobierno de López Obrador, que asumió a finales del 2018, suspendió las subastas planeadas para 2019 y ha detenido las asociaciones con Pemex hasta que los proyectos existentes añadan barriles a la menguante producción de crudo de México.
CNOOC, que encara una fuerte inversión en Guyana, planea vender participaciones en dos bloques en aguas profundas en el área Perdido y espera que las negociaciones concluyan en enero, dijo la compañía, sin revelar nombres de posibles compradores.
La venta de participaciones en México es un “intercambio ordinario” de proyectos de exploración no relacionado con otras regiones, dijo CNOOC en un correo electrónico a Reuters.
En 2018, la empresa dijo que podría vender o intercambiar algunos activos de su unidad Nexen Petroleum en el lado estadounidense del Golfo de México como parte de una revisión de cartera.
Wintershall Dea, la unidad de petróleo y gas del gigante químico BASF, también está reestructurando su portafolio en México tras adquirir Sierra Oil and Gas a finales de 2018. Esta vez ofrece una participación en un bloque aguas adentro que comparte con la malaya Petronas, de acuerdo a tres fuentes.
La empresa no quiso hacer comentarios al respecto.
Inversión perdida
El gobierno mexicano ha mantenido la presión sobre las petroleras para que aumenten producción y ayuden a revertir 15 años de declive en el bombeo de crudo.
“Si no hay resultados tangibles pronto, no tenemos por qué dar más rondas”, dijo la secretaria de Energía, Rocío Nahle, en un seminario el mes pasado.
Además, López Obrador se ha comprometido a fortalecer a Pemex, lo que podría llevar a que algunos proyectos emblemáticos puedan ser operados por la estatal. Analistas afirman que el Gobierno está perdiendo tiempo y ofreciendo escasos incentivos para que empresas privadas y Pemex alcancen conjuntamente la meta de agregar para 2024 unos 1.3 millones de barriles diarios (bpd) de crudo, un alza del 76% respecto a la producción actual, de 1.7 millones de bpd.
La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi) estima que el país podría haber llegado a recibir unos 104,000 millones de dólares hasta el 2040 si no hubiera interrumpido las rondas.
“El mercado secundario de México es interesante para algunos competidores pues les permite monetizar portafolios, pero no trae nuevas oportunidades de inversión”, dijo Ruaraidh Montgomery, de la consultora Welligence.
Algunas de las ventas de participaciones previstas están impulsadas por necesidad de efectivo para arrancar producción. Hokchi Energy, una unidad de Pan American Energy, busca un socio dispuesto a compartir inversiones en el campo “Hokchi”, uno de los proyectos en aguas someras más prometedores de México, dijo a Reuters el vicepresidente de la firma, Vinicio Suro.
Jugadores más pequeños también venden participaciones para obtener capital. El director de Exploración y Producción de Grupo Diavaz, Luis Zagaglia, dijo a Reuters que la compañía está buscando un socio financiero para el campo en tierra Miquetla, que comparte con Pemex.
Perseus Energy ha puesto sobre la mesa sus campos Tajon A y B en el estado de Tabasco, en el sur del país, según tres fuentes con conocimiento de las negociaciones.
Entre los interesadas en tener más presencia en México están Chevron, Vista Oil & Gas y la japonesa Inpex Corp., según las fuentes.
Perseus Energy, Inpex y Vista Oil & Gas no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Por su parte, Chevron continúa interesado en oportunidades que cumplan con sus “criterios de inversión”, dijo a Reuters su portavoz, Ray Fohr, pero declinó dar detalles.
Shell, que recientemente vendió una participación del 40% en tres bloques aguas adentro a Chevron, está abierta a más negociaciones, dijo el presidente de su unidad en México, Alberto de la Fuente.
Reuters