Formado en el movimiento de protesta estudiantil, el nuevo presidente chileno, Gabriel Boric, jamás ha sido muy amigo de las multinacionales de la minería como BHP o Anglo American, que han sacado beneficios de ensueño del desierto de Atacama, en el árido norte del país. Sin embargo, el cobre –principal exportación chilena– será clave para el éxito de su ambicioso programa económico.
Boric ha tenido que rebajar expectativas respecto a su plan de crear nuevos servicios públicos en sanidad, enseñanza y pensiones tras las protestas contra el hiperprivatizado modelo neoliberal en Chile. Esto se debe a un elevado déficit público –el 7,6% del PIB a finales del 2021– que dificultará incrementar el gasto social. El nuevo ministro de Hacienda, Mario Marcel, exbanquero central y uno de los moderados en el Gobierno de izquierdas, ha insistido en que muchas promesas electorales deben ser postergadas hasta después del ajuste.
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El precio de cobre se ha incrementado desde los 4 dólares por libra de principios del 2021 hasta los 4,80 dólares por libra de la cotización actual
Pero el cobre puede ayudar a que el desencanto no se instale en un electorado golpeado por las subidas de los precios de alimentos y combustibles. Impulsado por la transición energética global y ahora por la guerra en Ucrania, el precio del metal ha alcanzado los 4,80 dólares la libra frente a los 4 dólares a principios del 2021, un aumento del 20%. Puesto que Chile exporta unos seis millones de toneladas de cobre al año, estos 80 centavos por libra se traducen en miles de millones de dólares.
Aunque la tributación de la minería en Chile es muy baja, el boom del cobre creará un mayor margen fiscal para Boric. Algunos economistas creen que se debería elevar el precio de referencia del cobre que se utiliza para calcular los límites estatutarios sobre el gasto publico. “Así crearían más espacio fiscal para poder costear una prestación directa a los más necesitados”, señaló Jorge Selaive, de Scotia Bank Chile, en una entrevista.
La siguiente aportación del cobre se verá en la importante reforma ideada por el nuevo Gobierno para transformar un sistema tributario regresivo y dependiente de impuestos indirectos como el IVA. Boric pretende elevar la carga fiscal –una de las más bajas del mundo– tanto como la progresividad. A la vez, quiere combatir la evasión fiscal.
Desigualdad
Chile es uno de los países con una mayor brecha entre las rentas de sus ciudadanos
Chile ocupa el número 14 de desigualdad de rentas según el índice Palma, que calcula la brecha entre la renta del 10% más rico y el 40% más pobre. “Es uno de los factores más determinantes de las tensiones sociales”, señala Fabiano Borsato, de Torino Capital.
Es más, la propiedad está “ultraconcentrada”, explica Ricardo Ffrench-Davis, veterano crítico del modelo neoliberal implementado durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989). Al igual que las grandes multinacionales mineras, este analista destaca los beneficios de las empresas eléctricas, bancos, proveedores de sanidad privada y gestores del odiado sistema privado de pensiones. Todas registran astronómicas tasas de retorno –a veces, del 20% o el 25%– sobre sus inversiones. “Ni en Estados Unidos se registran estos retornos; son beneficios totalmente desproporcionados”, dice Ffrench-Davis, que ha trabajado con el equipo económico de Boric. Grupos españoles como Santander, Naturgy, Ibereólica, Acciona, Cox Energy, Solarpack y OPDE han entrado en Chile en busca de estos retornos lucrativos de dos dígitos.
Boric propone nuevos impuestos sobre patrimonio, plusvalías y herencias para corregir esos desequilibrios. Asimismo el nuevo ministro de Economía, Nicolás Grau, elabora un plan de potenciar una economía productiva con más apoyo a las pymes a través de la banca pública y así reducir los costes de financiación, que en estos momentos son 6 o 7 puntos porcentuales mayores para una pyme que para una de las gigantes del oligopolio.
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La medida tributaria más fácil de consensuar puede ser un royalty sobre los ingresos mineros
Por el momento, con el Congreso dividido y la Convención Constitucional presionando desde la izquierda, la medida tributaria más fácil de consensuar puede ser un royalty (derecho de explotación) sobre los ingresos mineros, habitual en otros países con estas explotaciones. “Hay que buscar una fórmula que no elimine la competitividad de nuestra minería”, dice Selaive. Pero con beneficios de 8.400 millones de dólares en el 2021, la legitimidad de un nuevo impuesto minero es difícil de disputar. Las grandes multinacionales solo han pagado impuestos equivalentes al 4% de sus beneficios en las últimas décadas, según el nuevo libro de Ricardo Ffrench-Davis, La pandemia neoliberal.
El cobre, clave para la fabricación de vehículos eléctricos, tiene un papel fundamental también en el plan de crecimiento verde de Boric. Se pretende adoptar un modelo de cobre verde en el que la huella de carbono de la minería sea neutra. Eso se lograría, en teoría, mediante el uso del hidrógeno verde fabricado mediante electrólisis del agua con electricidad de fuentes renovables. La clave de esta parte del programa son los vientos de la Preantártida chilena, concretamente el estado de Magallanes, donde Boric nació hace 36 años.
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